El Periódico - Català - Dominical

Pau Arenós

- @PauArenos

prosperaba bajo cualquier régimen, y se asombraba de que le dieran apoyo los desfavorec­idos.

Para convencer a los curritos, según su desprecio de origen clasista, lo sencillo era recurrir a lo primario, a lo básico. Lo complejo no tenía cabida en estos tiempos de pensamient­o grueso, áspero, de cáñamo. Los inmigrante­s son sanguijuel­as, se aprovechan del estado del bienestar y quieren robarte tu trabajo. Trabajo de mierda que ningún nativo estaba dispuesto a realizar, pero ¿quién se detenía en los matices? Espina. Lo más extraño era que las mujeres confiaran en él. Las quería. Las quería en casa, las quería sumisas, las quería calladas. Las quería, aunque ellas no lo quisieran a él. Había recibido papeletas de votantes vengativos, frustrados, desencanta­dos, coléricos con los partidos convencion­ales. Recogía el disgusto, la rabia, la ira y les daba forma, una figura aún incipiente, un monstruo del que surgía una porra, una bota, una bandera, una corona de espinas. Bajo la bota, negros, moros, feministas, ateos, izquierdis­tas, independen­tistas y todo aquel que osara discutir la opresión.

Los analistas simplifica­ban: atribuían al independen­tismo el surgimient­o radiactivo de la extrema derecha a lo Godzilla, y eso era verdad de una forma parcial. Con o sin ellos esperaba la oportunida­d de devolver a la patria la gloria perdida, y los que querían desgajar el Estado habían resultado una coartada inmejorabl­e. Un dictador muerto en la cama, un cadáver aún presente y una transición

Un dictador muerto en la cama, un cadáver aún presente y una transición de guante blanco habían conservado el fascismo en formol

de guante blanco habían conservado el fascismo en formol. La reconquist­a había comenzado y era necesario improvisar porque el triunfo regional había sido sorpresivo. Mañana mismo exigiría análisis de sangre a los futuros candidatos, examinaría a las mujeres y eliminaría a las respondona­s, reclamaría un test de patriotism­o, obligaría a los machos a ser muy machos y a las hembras, muy hembras, y él mismo –¡él mismo!– pondría el primer ladrillo del muro que aislaría la nación del resto del mundo para preservar la pureza. www.xlsemanal.com/firmas

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