El Periódico - Català - Dominical
VIVIENDAS
El negocio WeLive engloba la creación de edificios de pisos con pequeños apartamentos y zonas comunes. Ya hay dos: en Nueva York y Virginia. a hacerse rico con ropa infantil. Alquilaban oficina en un almacén frente a los muelles de Brooklyn y vieron una oportunidad. Neumann habló con el propietario y consiguió que les dejara un piso entero para acondicionarlo y alquilarlo a otros jóvenes igual de modernitos. Al principio todo se reducía al cableado y el wifi, pero pensaron que lo que tenían entre manos podía ir más allá.
Fundaron WeWork en 2010, con la idea de vender no ya simple espacio de trabajo, sino «una vibración». A la red de WeWork se le sumaría un gimnasio llamado Rise y una escuela de primaria, WeGrow, de la que se encarga Rebekah. También está WeLive, el proyecto de crear edificios de pisos al estilo de WeWork. Ya existen dos en Nueva York y Virginia, caracterizados por sus pequeños apartamentos, grandes cocinas y salas comunales. La corporación también ha comprado MeetUp, una red social en la que puedes relacionarte con gente que comparte tus gustos e intereses en tu misma zona geográfica. Con el tiempo, los integrantes de la denominada we generation podrían vivir sus vidas en comunidades regidas por la compañía.
En la cúspide de este imperio, recién convertidos en muchimillonarios, los líderes de WeWork hablan al estilo de los magnates de Silicon Valley, convencidos de que su corporación es verdaderamente única. No se conforman con sacarse un pastón, lo que quieren es transformar el mundo. AL G U NAS V OCES C R Í T I C AS
Es lunes por la mañana y he entrado en el mundo WeWork acompañado por un jefe de prensa. En Nueva York hay más de 50 WeWork: en cada uno puedes alquilar un escritorio, una habitación o espacio para una compañía entera. Un gestor comunitario va y viene por cada oficina, organizando eventos y facilitando el establecimiento de relaciones personales entre los trabajadores. No parece que haya mayores de 30 años. Algunos han escrito unos perfiles de presentación, que han dejado pegados en unos tableros junto a los ascensores. En ellos
"NUESTROS SENSORES ANALIZAN GESTOS Y PALABRAS PARA SABER SI LOS EMPLEADOS SON FELICES"