El Periódico - Català - Dominical
ESCUELAS
constan sus estadísticas vitales: su nombre, su bebida para llevar preferida y su animal espiritual.
«¿Cuál es tu animal espiritual?», pregunto a mi guía, el jefe de prensa. «El flamenco», responde sin vacilar.
Me reúno con un miembro de WeWork –y un amigo común– en un bar del Soho neoyorquino. Vamos a poner que se llama Mike. Tiene 30 años, es corredor de Bolsa y lleva su pequeño negocio desde un WeWork. Mike se muestra crítico y comparte lo que otros dicen en Wall Street: que WeWork, en realidad, es una compañía inmobiliaria que trata de fingir otra cosa y cuyo valor estimado está sobrevalorado en comparación con el de otras inmobiliarias que tienen mayor espacio de oficinas. «¡Es pura fachada! –exclama–. Es como si Uber, que no pasa de ser una gran agencia de taxis, tratara de hacerse pasar por una compañía de tecnología punta».
Después de la entrevista me dirijo a la nave nodriza, el cuartel general de WeWork en el barrio de Chelsea. Allí Rebekah Paltrow fue la responsable de iniciar WeGrow, una escuela de primaria que fomenta la confianza en uno mismo y el espíritu emprendedor. me recibe un ejecutivo de WeWork que me dice: «Quédate de pie y contempla este espacio». Veresh Sita posee el título de responsable de proyecto. Tiene 45 años. Su animal espiritual es el águila. Según me explica, «tengo la certeza de que no hace falta estar encadenado a un escritorio para ser productivo». A principios del milenio, en las compañías se consideraba que