El Periódico - Català - Dominical

CON SU AMANTE

-

En 1880, con 26 años, se estableció en el actual Yemen, como empleado en una agencia que exportaba café, pieles y caucho. Allí probó la heterosexu­alidad y tuvo varias amantes nativas, e incluso convivió con una.

En Harar, ya en Etiopía, fue primero comerciant­e y, más tarde, consiguió hacer una pequeña fortuna como traficante de armas. Lejos quedaba su pasión por la poesía, que sustituye por una relación epistolar con su hermana Isabel y su madre, en la que no hay rastro de literatura.

Entregado a la vida nómada en Etiopía, «el hombre de las suelas de viento», como lo llamaba Verlaine, vuelve a pasar hambre y penurias. Entre los nuevos oficios que descubre en su retiro africano sobresale el de fotógrafo.

Como cronista y casi reportero en Etiopía, Rimbaud piensa que el descubrimi­ento de su nueva vocación va a ser un excelente negocio. «Aquí todo el mundo quiere fotografia­rse; incluso ofrecen una guinea por imagen», escribió. Y a su familia le envía sus primeras imágenes: «En estas fotografía­s estoy de pie en la terraza de la casa; en otra, en un jardín de café y, en la última, con los brazos cruzados, en un huerto de plátanos […]». En la misiva, Rimbaud se queja de que las fotos están decolorada­s debido a la mala calidad del agua que usaba para lavarlas. «La próxima vez haré un trabajo mejor. Esto es solamente para recordaros mi figura y daros una idea de los paisajes aquí».

Estas primeras fotos descubren a un Rimbaud adulto, lejos de la imagen de adolescent­e romántico y rebelde, y también muy diferente al famoso retrato de juventud reproducid­o en las antologías de literatura. Lleva un traje blanco colonial, se ve que ha adelgazado y, a pesar de la mala calidad de la tirada, se adivina un rostro de rasgos duros curtido por el sol.

NI UN SOLO PASO ATRÁS

Pero su sueño como fotógrafo se frustra enseguida, porque sus imágenes jamás llegarían a ver la luz. Decepciona­do, en una carta de abril de 1885, le cuenta a su madre y a su hermana que, a su pesar, ha revendido su cámara.

Condenado de nuevo a la vida errante y turbulenta, Rimbaud busca nuevos proyectos porque sabe que es demasiado tarde para volver atrás: «Ya no puedo ir a Europa porque me moriría en invierno y porque ya estoy demasiado habituado a la vida nómada; en fin, ya no tengo posición».

El final de su vida se resume en una escalada de frustracio­nes y fracasos, que él mismo supo sintetizar en una carta escrita en Harar en 1883. «La soledad es una mala cosa –escribió allí–. Por mi parte, siento no haberme casado y tener

Un niño lava los pies de un joven noble, en la antigua Choa, hoy Etiopía. Rimbaud tomó esta foto, se cree, en 1887.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? GALAXIAS
GALAXIAS

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain