El Periódico - Català - Dominical
¿Y si...?
¿Y si aquel día, en vez de «Ningún alumno perderá el curso escolar por la COVID-19», la Ministra de Educación hubiese declarado: «A ningún alumno se le regalará el curso escolar por el COVID-19»? Quiza, en vez de proteger a los alumnos ante la dificultad del
momento, hubiese sido una buena oportunidad para educarlos en el esfuerzo y en la exigencia, para ayudarles a comprender que lo que en la escuela se enseña es algo serio y para conseguir ciudadanos con una buena formación académica.
¿Y si hubiese manifestado que ante la situación excepcional a la que nos enfrentábamos no se toleraría la copia en los exámenes y que serían ellos, los alumnos, los que ante cambios sospechosos en sus calificaciones tendrían que sonrojarse y demostrar sus conocimientos? Quizá, algunos alumnos en vez de jactarse de copiar, hubiesen sentido vergüenza de que se les pillara, de mentir, de defraudar. Al pasar del 2 al 10 hubiesen tenido que ser ellos los que dieran explicaciones al profesor y no el profesor el que necesitara pruebas evidentes de fraude y justificar con un informe de cinco folios cada suspenso. ¿Y si hubiese dicho que volver a las aulas cuando las condiciones sanitarias así lo permitiesen sería una prioridad? Quizá habría contribuido a que alumnos y familias entendiesen que, además de poder salir a pasear con los amigos, sentarse en una terraza o hacer botellón, también se puede acudir al colegio a hacer un examen de forma puntual, manteniendo protocolos de seguridad y sin poner en riesgo la salud de nadie. Quizá, unas declaraciones así hubiesen contribuido a dignificar la educación. Serían propias de un sistema educativo exigente. Habrían ayudado a entender que la educación es algo serio, que lo que en la escuela se enseña es esencial para ayudar a abrir el apetito intelectual. Todo lo demás solo sirve para disfrazar y maquillar el fracaso escolar bajo la propuesta de «no dejar a ningún alumno atrás». AITZIBER LANDA SERRANO. CORREO ELECTRÓNICO.