La carta de la semana

Por qué la he premiado… Porque a veces hay que poner sobre la mesa lo que quizá no resulte popular.

Escuela de tramposos. Estamos haciendo la vista gorda a las 'chuletas'. Según varias encuestas, casi la mitad de los alumnos de instituto se copia. Los profesores llegan al final del curso marcado por la pandemia apilando conceptos. Hay una avalancha de temas por asignatura, los jóvenes sufren desbordados. Y llega el buen tiempo y otra desescalada. La 'chuleta': una gran tentación. No es una acusación, sí una advertencia. Cuesta entender que haya tan pocas sanciones. Si es cierto que estamos haciendo la vista gorda, podemos estar alentando una sociedad de tramposos. Un sistema educativo que premia la picardía del listo sobre el esfuerzo del abnegado se condena al fracaso. Y una educación infectada deriva en una sociedad enferma, que, si tolera al tramposo, sufrirá metástasis. Viví 33 años en Argentina, un país orgulloso por décadas de su Educación Pública, hoy en ruinas tras tantas crisis. La Argentina del siglo XX glorificó la picardía, estigmatizó al 'pringado' que buscaba vivir con un trabajo honrado y un salario digno. Aquí, tras tantas reformas de leyes orgánicas, no podemos intentar cumplir los objetivos curriculares con trampa. Para evitarlo ni necesitamos leyes. Solo transmitir la cultura del esfuerzo y glorificar la excelencia puede salvarnos de la mediocridad.

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