El Periódico - Català - Dominical
'La novia que no existía'
nmeo hay nada que pueda aburrirme más que el fútbol americano. No entiendo las reglas, dan grima los uniformes, los cascos, las hombreras, los pompones de las animadoras, la petulancia de los presentadores, las masas enardecidas cantando himnos aterradores, las siglas incomprensibles. Así que cuando vi el tráiler de la serie documental La novia que no existía sobre un caso real de un jugador de fútbol americano hawaiano, no pensé que una noche de domingo me encontraría llorando ante el televisor viendo cómo el protagonista Manti Te’o se defiende en vano de las acusaciones y las burlas que llueven sobre él, cuando el pobre muchacho no ha hecho más que intentar hacer lo correcto. El caso de Manti Te’o es una asombrosa historia que, tomada al pie de la letra, nos enseña una vez más que no hay acto de bondad que quede impune y que el afán de creer en leyendas y en héroes conduce inexorablemente a la decepción y a la desgracia. O al menos yo lo entendí así. Manti Te’o es el hijo ideal, el estudiante ideal y el deportista ideal. Un muchacho criado en Hawái en el seno de una familia profundamente religiosa, con todas las esperanzas de esta puestas en él, un fenómeno en el
Cuando vi el tráiler de la serie documental sobre un caso real de un jugador de fútbol americano hawaiano, no pensé que una noche de domingo me encontraría llorando ante el televisor
terreno de juego, pero sin ninguna experiencia de la vida fuera de él. Alguien básicamente entregado a su familia, al deporte y a su fe (familia, fe y fútbol son la divisa de muchos hawaianos). Asistimos a su ascensión deportiva en la Universidad de
Notre Dame y se nos informa de los resultados alucinantes que obtuvo en su último año en ella, a pesar de la muerte de su abuela y de su novia el mismo día.
El país entero lo mira con simpatía y admiración, copa las portadas de los periódicos, se convierte en un héroe nacional, consigue ser premiado como deportista del año… hasta que un par de reporteros de Deadspin descubre que la novia nunca ha existido. Manti Te’o, como muchas personas que inician relaciones a distancia, ha sido engañado (catfish) por un hombre que elaboró una alambicada treta para hacerse pasar por una mujer, fingiendo la voz de una mujer y poniendo mil excusas para no mostrarse en persona al jugador. Lo que sigue es un completo descenso a los infiernos por parte del jugador, que ve, de la noche a la mañana, cómo pasa de héroe a villano sin que nadie de los que lo auparon crea que en su inocencia. Se convierte en objeto de burlas, memes y chistes en todos los programas de televisión y sus posibilidades profesionales se ven considerablemente mermadas. Todo por lo que ha luchado desde niño se va al garete simplemente por confiar en alguien en quien no debía.
Hay que destacar la asombrosa desfachatez disfrazada de falso compungimiento del hombre trans (empezó su transición tras los hechos que narra el documental) que perpetró el engaño, que busca mil justificaciones estúpidas para explicar lo que ocurrió y que nunca es capaz de admitir que lo que hizo estaba rotundamente mal y le destrozó la carrera y la vida a Manti Te’o. Algo de sincero arrepentimiento hubiera estado bien.