El Periódico - Català - Dominical
'Bartenders', baristas y tabernarios
nda el oficio más corto de personal que de categorías. Hay menos camareros potenciales en lontananza que angulas en el río Sella y parece que la cosa no amaina. De seguir así, nos van a sobrar hasta las palabras. Con lo que nos gustaba poder precisar a qué tipo de profesional de la botella nos referíamos con solo decir 'tabernero', 'posadero', 'figonero', 'ventero', 'coctelero' o 'vinatero'. Y eso sin abandonar la tradición patria, porque hace ya tiempo que nos manejábamos en inglés y decíamos 'barman'. Hasta la RAE metió la palabra en el diccionario: «Persona encargada de preparar bebidas en la barra de un bar, especialmente si es experta en cócteles y otras combinaciones alcohólicas». Resulta que a algunos se les ha quedado corto el trago y quieren que aprendamos a decir 'bartender', que a mí me suena a la canción de Elvis Love me tender. En lo de llenar vasos hay más necesidad de crear escalafones que en la Quinta Flota. Cómo nos gusta darnos importancia. La siguiente palabrita en la recámara de la Academia es 'barista', que casi ya está lista, valga el juego fonético. En Italia, de donde procede la voz, se refieren con ella a todos los camareros que atienden una barra de un café o un bar, pero no piensen que nos la traemos de allí, sino del mundo anglo, como siempre, donde la usan para referirse al experto en preparar y servir café, para lo que no creo yo que haga falta un máster en Harvard, sino un cursillo y ganas de ponerse estupendo.
Yo, puestos a elegir, me quedo con los taberneros o tabernícolas, como se autodefine Paco Aguilar, el del Belmonte de Granada, y hasta con lo tabernario. ¡Si hasta el jueves pasado la taberna era lo más!