El Periódico - Català - Dominical
¿Por qué asesinaron a la emperatriz Sissi?
La emperatriz no pudo frenar a su asesino. No llevaba escolta. Solo la acompañaba una condesa húngara
Su muerte ha estado repleta de especulaciones y supuestas conspiraciones. Aunque fue producto de la casualidad. Su asesino, el anarquista italiano Luigi Lucheni, había contado a un amigo que le gustaría matar a alguien importante para que hablaran de él los periódicos. El ascenso social que esperaba por haber participado en la campaña de Abisinia en 1896 no llegó nunca, lo que alimentó su odio a las clases más favorecidas.
Cuando el rey de Italia Humberto I sofocó una revuelta de obreros en Milán, Lucheni juró venganza. Desde entonces planeó varios atentados; entre ellos, el del monarca italiano.
Tras buscar trabajo de forma infructuosa en Italia, Francia y Suiza, Lucheni se quedó sin dinero. Ya que no podía viajar a Roma para asesinar a Humberto I, decidió atentar contra alguien importante en Ginebra. No le importaba quién. El caso era salir en los periódicos.
Uno de los candidatos era el pretendiente al trono de Francia como Luis Felipe III, que estaba de visita en Ginebra. Pero el noble adelantó su regreso a París, lo que dejó sin objetivo a Lucheni. Fue entonces cuando se enteró, a través de un amigo, de que la emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría, Isabel de Baviera, apodada familiarmente 'Sissi', iba a visitar la ciudad suiza. El 8 de septiembre de 1898, la emperatriz llegó a la ciudad del lago Lemán acompañada por un séquito formado por doncellas, secretarios, chambelanes, militares y ayudas de cámara.
Se alojó en una de las suites del Grand Hotel Beau-rivage y se la vio pasear por Ginebra en los días siguientes. Finalmente, el 10 de septiembre, el italiano la abordó en la calle y la apuñaló con una lima industrial. Sin escoltas aquel día y con la sola compañía de la condesa húngara Irma Sztáray de Szatára, la emperatriz no pudo frenar el ímpetu asesino del italiano.
Sissi no fue consciente del apuñalamiento y se puso en pie como si nada hubiera pasado. Las dos mujeres reanudaron el paseo, se dirigieron hasta la pasarela del barco MS Genève y lo abordaron. Poco después, la emperatriz perdió el conocimiento, la duquesa abrió su vestido y advirtió una mancha de color marrón sobre su seno izquierdo.
El barco dio media vuelta y regresó a Ginebra. Sissi fue conducida de vuelta al hotel por seis marineros en una camilla improvisada. Cuando la llevaron a la habitación, ya estaba muerta.