La filosofía japonesa que guía la excelencia de los grandes artesanos

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Japón es uno de los países más curiosos del mundo. No solo es la tercera potencia mundial a nivel económico, sino que también es el más longevo; su cultura y sus tradiciones se han mantenido hasta nuestros días de una manera consistente. Siempre con una filosofía clara basada en el perfeccionismo, el esfuerzo y la innovación.

Esta filosofía se aplica a todos los aspectos de su sociedad, en su industria, en el turismo o, por supuesto, en su gastronomía, declarada hace ya varios años Patrimonio de la Humanidad. Se dice de ella, por ejemplo, que es uno de los mejores exponentes del “omotenashi”. Un concepto que hace referencia a la hospitalidad japonesa y a la educación elevada a su máxima potencia, con una combinación exquisita del culto a las formas y el deseo de mantener la armonía social. Un valor arraigado también en marcas tan vanguardistas como Nissan, que siempre va más allá de lo esperado con innovaciones que mejoran la vida de las personas.

Ese esfuerzo es lo que lleva a chefs como Hiroshi Kobayashi a hacer de la satisfacción del cliente el fin último de todos sus esfuerzos en la cocina.

Su historia es un reflejo de esa capacidad de mejorar en cada ocasión y que comparte, en este caso, con Nissan. Así, Kobayashi llegó a Madrid hace dos décadas enamorado de los vinos españoles. Su pasión y gran capacidad de trabajo y sacrificio lo llevaron a convertirse en un reconocido sumiller y especialista de sala, artífice entre otros logros del éxito de un referente de la cocina japonesa de la capital como es el restaurante Miyama. Hace cinco años se aventuró a poner en marcha Tori-key, el primer restaurante de la capital especializado en yakitori (pollo de corral a la parrilla). Desde entonces no deja de plantearse como reto constante sorprender y satisfacer a sus comensales.

“Me considero un revolucionario, pero respetando la tradición”, asegura. Está convencido de que “siempre podemos mejorar la tradición”. Por ejemplo, utiliza tinto español para algunas salsas, que es algo que no existía en Japón. “Pero respeto el orden en el que deben añadirse las salsas, porque de lo contrario, la comida no estará bien”.

Japón es un lugar que mezcla modernidad y tradición