El Periódico - Català - Teletodo
Kira MIRÓ «Para mí el bajón fue a los 30. No te preparas para algo así»
Las actrices suelen quejarse de que, a partir de los 40, cuesta encontrar personajes femeninos interesantes. A Kira Miró (Gran Canaria, 1980) le ha pasado todo lo contrario y ahora le están llegando papeles muy diferentes a los de antes. En lo que va de año, a la que fuera primera ganadora del concurso de Antena 3 El desafío ya la hemos visto como la letrada que aboga por las relaciones abiertas en la segunda temporada de Machos alfa (Netflix) y, ahora, como la jueza que tiene que negociar con un psicópata (Iván Massagué) para atrapar a un secuestrador en la serie de Amazon Prime Video Perverso, un spin-off de otra ficción española, Parot.
– Perverso
está plagada de giros de guion. ¿No hay que fiarse de ninguno de los personajes?
–La serie te atrapa aun sabiendo desde el principio quién es el asesino. Además, todos los personajes esconden cosas, nada es lo que parece. Cuando crees que ya te encaja todo, hay otro giro.
Interpreta a una jueza con una vida profesional muy intensa, pero con una vida personal en declive.
– – Sí, el personaje parte de una situación bastante complicada: un matrimonio en crisis, unos hijos universitarios que no están en su mejor momento, y, a nivel laboral, tiene todo el tema de Haro [Massagué] y el secuestrador, así que tiene bastante meneo.
¿Habló con jueces y juezas para abordar el papel?
– – Sí, con varios. Fui cogiendo lo que me iba sirviendo de cada uno, porque no tenían nada que ver unos con otros. Tenemos la idea de que un juez tiene que ser duro, frío, calculador, pero al final también son humanos, se llevan el trabajo a casa, pasan miedo y son vulnerables. Yo quería ser una jueza con su vulnerabilidad, con sus oscuridades y sus luces.
La relación que se establece entre su personaje, Lucía, y Haro, el psicópata, puede recordar a la de los protagonistas de
–
El silencio de los corderos.
– Sí. Haro ya lo dice en la serie: «Somos como un viejo matrimonio: sabemos cómo hacernos daño de verdad».
¿Quién utiliza a quién? ¿Lucía a Haro o Haro a Lucía?
– – Los dos se creen que están usando al otro, pero en realidad están siendo usados.
¿Cómo fue rodar con Iván Massagué? Porque dice que la asustaba con los ruidos que hacía.
– – Él rugía para entrar en su personaje, que es bastante inquietante y maquiavélico. Así que impresionaba bastante. Yo no soy tan valiente como mi personaje, Lucía.
«En `Perverso' todos los personajes esconden cosas. Cuando crees que te encaja todo hay otro giro»
¿Considera que ahora le están llegando personajes diferentes a los que estaba acostumbrada?
– – Sí, gracias a Dios. A partir de los 40 se me está abriendo un abanico de posibilidades que antes tenía más acotado a personajes que llevaban el adjetivo de guapa, atractiva o elegante.
«Tuve que dejar de trabajar como presentadora porque no me tomaban en serio como actriz»
En cambio, muchas compañeras se quejan precisamente de que a partir de los 40 no les llegan personajes interesantes.
– – Para mí el bajón grande fue a los 30 o 30 y pico. Esta profesión es una montaña rusa en la que subes y bajas. Ese parón lo pude suplir con el teatro, que me ayudó a mantenerme activa. Y en los 40 se reactivó con personajes y proyectos interesantes.
– ¿Estaba preparada para afrontar ese bajón?
– No te preparas para algo así, simplemente aceptas la situación como viene y cuando la has pasado dices: ¡Madre mía, en la que estaba metida! No hay que creerse una diosa cuando tienes éxito ni una fracasada cuando no lo tienes y no suena el teléfono. Hay que seguir activa, mantener la autoestima, seguir luchando y persistir.
– Mucha gente encuentra ayuda en la terapia. ¿Usted también?
– Yo llevo en terapia muchos años, no es que haya recurrido a ella por un bajón profesional. Llevo años tratándome por varios aspectos de mi vida y me ha acompañado en los bajones también.
El público la descubrió a finales de los años 90 gracias al programa juvenil de Antena 3
Lleva mucho tiempo sin presentar. ¿Se lo plantearía ahora?
–
club social. – Sí, no cierro puertas. Antiguamente las profesiones estaban mucho más clasificadas y etiquetadas y tuve que dejar de presentar porque no me tomaban en serio como actriz. Ahora, por suerte, las presentadoras actúan y los actores presentan y se ha demostrado que puedes hacer varias disciplinas. Así que si tuviera que presentar lo haría feliz.
Viene de una familia muy artística. Su hermano es actor, su hermana canta y su madre tiene un Goya como directora de producción. ¿Tenía clara su vocación?
–
Desesperado – Mi madre era ama de casa y, cuando se separó, hizo un curso de producción y empezó a meter un poco la cabeza como auxiliar. Mi abuelo también era pintor. Pero yo era supertímida y no tenía nada claro. Mi hermano fue el que siempre tuvo claro que quería ser actor y yo, cuando terminé el COU y la selectividad, estaba perdidísima. Por eso probé lo mismo que mi hermano, pero sin ninguna fe. Y de repente fui descubriendo que me encantaba.
– ¿Qué sueño profesional le queda por cumplir?
– Mi sueño es poder comer de esta profesión y vivir de ella. Por ahora lo estoy haciendo sin tener un plan B. Tengo la suerte de haber podido mantenerme. No he tenido un pico de estar de moda, ni siempre he estado, pero he ido trabajando poco a poco, haciendo personajes, unos mejores, otros peores, unos para pagar el alquiler, otros porque me entusiasmaban... No todo es de calidad en mi currículum.