Holanda somete la austeridad de Merkel al examen de las urnas
Las legislativas anticipadas del miércoles han resucitado los recelos hacia Bruselas en el país Las fuerzas europeístas avanzan, pero la lucha entre los dos campos se prevé muy reñida
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Los holandeses tienen una cita el próximo miércoles con las urnas que va más allá de la elección de sus gobernantes. Las elecciones legislativas anticipadas se han convertido en un test para la política de austeridad y de integración europea marcada por la cancillera alemana, Angela Merkel. El debate de la campaña ha vuelto a resucitar los recelos de los ciudadanos hacia Bruselas, que en el 2005 se tradujeron en un sonoro no a la Constitución europea. Sin embargo, a tenor de los sondeos, la pugna entre partidarios y detractores de la receta alemana se anuncia muy reñida.
Son precisamente los severos ajustes económicos para cumplir con la reducción del déficit exigida por la Unión Europea lo que hizo caer al Gobierno liberal de Mark Rutte. El pasado abril, la coalición formada por el partido liberal y los democristianos no logró sacar adelante los recortes presupuestarios por falta de apoyo de su socio parlamentario Geerd Wilders, a la cabeza de la tercera fuerza del país.
El populista líder de la extrema derecha ha borrado de su programa electoral la cruzada contra la supuesta islamización de Occidente para teñirlo de proclamas antieuropeas. “Ni un euro más a Grecia”, “Pongamos fin a los dictados de Bruselas”, son algunos de sus lemas.
Wilders, que plantea abiertamente sacar a Holanda del euro y de la UE, no es el único que cabalga sobre el sentimiento de muchos ciudadanos de estar cargando con las consecuencias de una crisis que no es suya. En el otro extremo, la izquierda radical, Emile Roemer, candidato del Partido Socialista, también atiza el euroescepticismo.
La ascensión de Roemer es un fenómeno inédito en Holanda. El discurso de este carismático exprofesor en contra de “los mercados financieros al servicio de los banqueros y las multinacionales” y su lema Más Bruselas
La recta final de la campaña a l as elecciones del próximo 12 de septiembre en Holanda se presenta como un mano a mano entre liberales y laboristas, que tendrán que convencer a un elevado porcentaje de votantes indecisos de que sus propuestas son la mejor alternativa para salir de la crisis. El 33% del electorado holandés se manifestaba ayer todavía indeciso, a solo tres días de la celebración de las elecciones, según los sondeos.
Este porcentaje se ha mantenido prácticamente invariable desde el inicio de la campaña, lo que demuestra que no han cuajado los esfuerzos de los líderes políticos por atraer hacia sí a los electores más dudosos, entre los que hay sobre todo varones y jóvenes. Los debates televisados celebrados hasta el momento –cuatro desde el 30 de agosto– han tenido el efecto contrario al deseado y han suscitado más dudas entre los votantes indecisos. no es la solución a la crisis, ha dado justo en la diana.
“El avance del Partido Socialista tiene que ver con que siempre han sido muy críticos con la UE pero también con las consecuencias sociales de la crisis de la deuda”, sostiene el profesor de Política de la Universidad de Ámsterdam Otto Colman, para quien el éxito de Roemer “demuestra que en muy poco tiempo Holanda ha evolucionado hacia un país euroescéptico”. EL ESTADO DEL BIENESTAR El preciado y generoso Estado del bienestar se está resintiendo con la crisis –jubilación a los 67 años, recortes en las ayudas sociales– y los ciudadanos culpan a los políticos de haber sido demasiado solidarios con los problemas de los países del sur.
No obstante, a medida que se acerca el día de la votación y tras varios debates en los que Roemer no se ha mostrado demasiado convincente, sus expectativas electorales se han estancado. Pese a una campaña dominada por el euroescepticismo, los sondeos sitúan a los liberales, firmes defensores de las tesis de Merkel, al frente de la carrera, seguidos por los laboristas, también favorables a la integración europea.
Estos últimos han avanzado a la izquierda dura de Roemer gracias al talento demostrado por su líder, Diederik Samsom, en los debates televisados. “Samson ha logrado ofrecer una imagen de primer ministro, un hombre capaz de sacar adelante un Gobierno de coalición”, opina Andre Krouwel, politólogo de la Universidad de Ámsterdam.
La capacidad de consenso es capital en Holanda, puesto que su sistema proporcional puro, sumado a la ausencia de bipartidismo –22 formaciones compiten por los 150 escaños del Parlamento–, es una máquina de producir gobiernos de coalición. Un modelo de funcionamiento que hasta ahora siempre se había basado en un sensato sentido del compromiso. Pero la austeridad está fisurando uno de los ejes del consenso, el tradicional europeísmo de uno de los países fundadores de la UE.