El contenedor contingente
Hay, en una calle estrecha, en la parte antigua de la ciudad de Cáceres, en una de sus dos aceras, un contenedor contingente sin atar, desenganchado, suelto, y, en la acera de enfrente una interesante y exquisita librería. Dos sucesos, con el contenedor contingente como protagonista indirecto, llaman la atención de esta lectora: hace dos septiembres, una tromba de agua, granizo y truenos arrastraron todo eso, más al contenedor contingente, contra la puerta, cierre, cristales y local de la librería, inundando la materia prima, el papel, la madera, el sótano, muebles... El desastre fue espectacular, peritado, retratado y lamentado.
Este verano, ya exagüe, uno de esos fines de semana nocturnos de alcohol y borracheras aparentemente normales y corrientes en tantos puntos, el contenedor contingente idéntico fue incendiado, quemado y posteriormente apagado por los bomberos. Allí seguía, sin amarraje, el contenedor contingente –uno de los suyos, algún superviviente– y ardió él y la calzada, resultó ennegrecida. Las rejas de la librería bajan cada noche, y también se ennegrecieron. Los días siguientes, personal de dicho local se subió en alguna escalera para limpiar el derroche de estas horas estrelladas y poco silenciosas. Cayó y se partió la pierna por varios sitios, con muchos meses de reposo tras la operación quirúrgica. A finales de agosto, su sucesor contingente se pudo ver en el mismo sitio, como si nada hubiera pasado...
La librería lleva el nombre de Boxoyo, el primer historiador que escribió la Historia de Cáceres. Ahora está en la calle General Margallo, tras varios destinos peregrinados dignamente. Toda la belleza intelectual, cultural y humanista que guarda Boxoyo se merece, por parte del ayuntamiento, un container seguro, alejado sensatamente, fijo, de fiar.
María Francisca Ruano tas como los sindicatos dieron la callada por respuesta.
¿Es que la supresión violenta de millares de vidas humanas de los nascituri, no afectaban a un derecho fundamental recogido en la Constitución española (art 15) y al futuro bienestar de España, convertida poco a poco en una nación de viejos?
Señor Cándido Méndez, refresque su memoria y por favor menos demagogia.