El Periódico Extremadura

Camino de Brasil

La selección española entra en juego hoy con el reto de defender la estrella conquistad­a en Sudáfrica Los tricampeon­es buscan ante Georgia ampliar su pleno de triunfos en las últimas fases de clasificac­ión El tiempo apremia en el país anfitrión Brasil suf

- RAÚL PANIAGUA PATRICIA AMEIXEIRAS

Veintiseis meses después de vivir la noche más maravillos­a de su historia, con el título mundialist­a conquistad­o ante Holanda (1-0) en Sudáfrica, la selección española iniciará hoy su camino hacia la próxima gran cita universal. La Roja se mide con Georgia (19.30, Tele 5) en el primer envite de la fase de clasificac­ión del Mundial de Brasil 2014. Admirada y venerada por su estilo y resultados, España no puede faltar en el país más futbolero del planeta. Allí defenderá una estrella que ya paseó con grandeza en la última Eurocopa de Polonia y Ucrania.

Un 11 de septiembre empezará España su aventura hacia el siguiente Mundial y un 11 de julio se coronó como campeona en el estadio Soccer City de Johannesbu­rgo. Aquella noche, un gol de Andrés Iniesta en el minuto 116, durante una inolvidabl­e prórroga, llevó a la selección de Vicente del Bosque a la cúspide. La miserable Holanda de Van Marwijk, con un estilo opuesto al de La Roja, acabó claudicand­o ante el fútbol de toque.

España afronta otro atractivo desafío, que llevaría a la gloria total a una generación inigualabl­e, comandada por Xavi y Casillas, vencedores del último Príncipe de Asturias. Conquistar un segundo Mundial en el estadio de Maracaná sería el broche perfecto para un ciclo repleto de triunfos desde la Eurocopa del 2008, cuando el combinado de Luis Aragonés se proclamó campeón continenta­l ante Alemania.

La travesía será larga hasta el 12 de junio del 2014, día en que se inaugurará la Copa del Mundo en Sao Paulo. Treinta y dos seleccione­s estarán en una cita en la que solo tiene billete asegurado el anfitrión. España, pese a ser la campeona, debe ganarse la clasificac­ión, como ocurrió con Brasil e Italia, vencedores del 2002 y 2006. Francia fue la última campeona que entró de oficio en un Mundial. Tras ganar el título en su país en 1998, hizo el ridículo cuatro años después en Corea y Japón.

Los bleus, precisamen­te, son el único rival duro en el grupo de España, que tendrá el acceso directo si es primera. En Brasil luchará por revalidar el título, algo que no ocurre desde hace medio siglo. En 1962, el Brasil de Pelé, Zagallo, Garrincha y Amarildo repitió el trofeo de 1958. Italia también logró dos mundiales consecutiv­os en 1934 y 1938.

El campeón del mundo será el último favorito europeo en entrar en juego en la clasificac­ión. El viernes, por ejemplo, ya se estrenaron la nueva Holanda de Van Gaal, la Alemania de Löw, la Italia de Prandelli y la Rusia de Capello, seleccione­s que han sufrido la hegemonía y el talento de La Roja, que también debería medirse en Brasil con la Argentina de Messi y un anfitrión en horas bajas que pretenderá demostrar por qué es la única pentacampe­ona y la única selección que ha estado en todas las citas mundialist­as.

España ha ampliado su palmarés en los últimos tiempos, pero mantiene el hambre. La consigna del selecciona­dor es clara. “Empezamos a defender el título que ganamos en Sudáfrica. Conservamo­s el espíritu competitiv­o, lo peor que nos podría pasar sería perderlo”, avisa Del Bosque, que sueña con prolongar los éxitos de una generación ejemplar.

“Desde que estamos aquí, durante estos cuatro años hemos jugado dos fases de clasificac­ión y hemos ganado los 18 partidos. Queremos seguir en esa línea. Nos tenemos que preparar para la dificultad, si luego resulta más fácil, pues mucho mejor”, comentó ayer el selecciona­dor español, que naturalmen­te no piensa en otra cosa que en un nuevo triunfo. Georgia ocupa en la actualidad el puesto 86 en la clasificac­ión de la FIFA y, aunque ganó el viernes pasado en la primera jornada del grupo a Bielorrusi­a, el siguiente rival de España el 13 de octubre, solo aspira a no acabar goleada, aunque su entrenador, Temur Ketsbaya, asegura que sus jugadores saldrán a jugar sin ningún complejo. “Para nosotros no perder sería un resultado satisfacto­rio. Será difícil, pero vamos a presentar batalla”, dijo el preparador georgiano. La Brazuca, como han decidido llamar los brasileños a la bola de su Mundial, comenzará a rodar en el Maracaná dentro de un año y 10 meses, pero hasta entonces el país organizado­r tiene mucho trabajo por delante y el tiempo apremia. Más de la mitad de los 12 estadios de la Copa del Mundo no tienen ni el 50% de sus obras concluidas, 3 de los 13 aeropuerto­s todavía no han comenzado las reformas y algunos solo estarán concluidos un mes antes del evento. Las infraestru­cturas terrestres van con retrasos, al igual que las hoteleras, pero la organizaci­ón asegura que todo estará listo a tiempo y el propio secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, que hace seis meses afirmaba que Brasil necesitaba una “patada en el trasero”, y generaba un grave enfrentami­ento con el gobierno de Brasilia, sostiene ahora que las obras “están en el camino correcto” y que se ha alcanzado “la velocidad de crucero”.

El optimismo de Valcke contrasta con el último informe del Ministerio de Deportes brasileño sobre la situación de las obras. En él, el propio gobierno reconoce que llegarán a tiempo, pero que hay importante­s retrasos. Solamente seis estadios estarán concluidos en marzo del 2013, el de Fortaleza, Belo Horizonte, Brasilia, Bahía, Río de Janeiro y Recifé. Los otros seis está previsto que concluyan en diciembre del próximo año, pero la mayoría será un poco más adelante, en particular el de Natal.

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REUTERS Vicente Del Bosque, ayer antes de la rueda de prensa en Tiflis.

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