La huella de la inestabilidad
De ruta por las fachadas
muchas pintadas, tal y como apunta Esther Masa, se realizan sobre las fachadas de los edificios relacionados con el sistema: organismos, bancos, cajas...
Una diferencia sustanciosa respecto al grafiti artístico es que, además de descuidar la calidad, las pintadas críticas suelen ser anónimas, de autor desconocido en la inmensa mayoría de los casos, sobre todo para no tener que afrontar la sanción correspondiente. “Detrás puede estar desde un trabajador descontento hasta un adolescente que realiza habitualmente otras pintadas. En cambio, el grafiti artístico sí reivindica su identidad con una pieza mural que se firma de una u otra manera”, indica.
El grafiti nació en Nueva York a finales de los años 60 como forma de marcar el territorio en los barrios. En Cáceres comenzaron a verse en los años 70 y han ido evolucionando. Hoy existe buen nivel en la ciudad, hay trabajos de calidad, según Esther Masa, en alusión a los grafiteros que pintan en muros legales (permitidos) o recintos abandonados.
De hecho, en Cáceres se formó en 2009 la Asociación de Escritores de Grafiti Urban Art, con miembros de entre 14 y 25 años que disponen de un carné para pintar en ciertos lugares y promueven que no se hagan pintadas ilegales ni vandálicas, que perjudican seriamente la estética de la ciudad. Coinciden en su gusto inicial por el dibujo o la pintura, “y conforman una especie de gran familia donde casi todos se conocen”, señala la antropóloga. En general sus peticiones pasan por disponer de más apoyos, medios y muros legales donde expresarse.