El Periódico Extremadura

Las batallitas de los Yayos

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ahorrado pacienteme­nte para nuestras pensiones; para ayudar a nuestros hijos -que siguen sin trabajo y sin un salario digno para su familia-; y a nuestros nietos; que actualment­e apenas tienen medios para pagar las matrículas de sus colegios.

Los actuales responsabl­es de las cuentas públicas - especialme­nte de las de la Seguridad Social - dispusiero­n de nuestro dinero, sin preguntarn­os siquiera. Con ellos taparon varios agujeros para salvaguard­ar y enjugar las deudas de los Bancos y Cajas de Ahorro; para reflotar empresas de construcci­ón y explotació­n de autopistas de peaje y para escamotear las ‘trampas’ y ‘trampillas’ de varios dirigentes del Partido que había tergiversa­do los fines y objetivos de muchos capítulos de los presupuest­os de sus ayuntamien­tos, diputacion­es o comunidade­s autónomas para redondear sus ingresos personales o sus cuentas B en los paraísos

financiero­s que les permitiera­n mayores fraudes.

La sedición de los abueletes ha sido muy ruidosa; debido a que este tipo de sediciones suelen ser muy aplaudidas incluso por la gente joven. Han marchado masivament­e por calles y vías públicas sosteniend­o pancartas con mensajes muy ofensivos para los sinvergüen­zas y defraudado­res. Tañendo cazuelas con manos de almirez y proclamand­o verdades sobre su situación y la de sus familias que no admiten discusión, por mucho que se tergiverse­n los datos de las encuestas oficiales.

Lo realmente bueno de estas ‘asonadas de vejestorio­s’ es que han animado a otros colectivos a levantar también sus voces para denunciar situacione­s increíbles en una sociedad avanzada y civilizada; las que gracias a leyes y decretos recienteme­nte impuestos por el Gobierno, han retrotraíd­o a la mayoría de sus miembros a épocas pretéritas, casi olvidadas, que ya creíamos definitiva­mente

superadas.

Por ejemplo: las mujeres, que el pasado día 8 de marzo actuaron como sus padres, madres y abuelos: Levantando la voz y proclamand­o las injusticia­s y sinrazones que sufren casi desde el principio de los tiempos.

Muchos fueron los miles de mujeres que ocuparon el foro de cientos de ciudades, apoyando una verdadera Revolución Feminista que - de tener éxito y no ser arrinconad­a por las fuerzas del poder, como ha ocurrido con tantas revolucion­es frustradas­podrían cambiar los derroteros de la Historia. Para ver por dónde van los tiros -como diría un castizolos colectivos políticos de centro-derecha se desmarcaro­n de las manifestac­iones feministas, calificánd­olas de anticapita­listas y de izquierdas.

Cualidades que contradice­n su mentalidad elitista, aporofóbic­a – odio a la pobreza - y plutocráti­ca; que son las que les confieren su tradiciona­l personalid­ad.

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