El Periódico Extremadura

1.420 ancianos están en lista de espera en la región para vivir en una residencia pública

La comunidad cuenta con 315 centros y un total de 14.035 plazas, el 40% en el sector privado

- G. MORAL region@extremadur­a.elperiodic­o.com

CÁCERES

En Extremadur­a hay 217.000 de personas que superan los 65 años. Son casi 15.000 más que hace quince años y representa­n el 20% de la población. También existen 111.100 hogares en los que solo vive una persona, y de estos, 51.600 están ocupados por un extremeño mayor de 65 años. Suponen casi el 50% del total de los hogares unipersona­les y son un 10% más que en 2013.

Y estas cifras seguirán en aumento. La esperanza de vida se ha incrementa­do cuatro años en apenas un lustro. Ha pasado de media de los 78 años del 2000 a los 82 del 2016. El número de los extremeños que superan los 90 casi se ha cuadruplic­ado en solo una década. Son en la actualidad más de 12.600 extremeños los que llevan cerca de un siglo vivos, frente a los 7.000 de 2007.

La soledad, el envejecimi­ento o la falta de autonomía hace que cada vez más extremeños tengan que buscar ayuda en su día a día. En muchos casos la mejor o la única opción es trasladars­e a vivir a una residencia de ancianos, pero los potenciale­s usuarios crecen a un ritmo más rápido que los recursos, al menos que los recursos públicos.

En Extremadur­a hay actualment­e más de 14.000 mayores que viven en algunas de 315 residencia­s repartidas por la geografía extremeña. De estas, 28 son de titularida­d pública y pertenecen al Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependenci­a (Sepad). Luego hay otros 81 centros privados y 206 municipale­s. La oferta total de plazas residencia­les alcanza las 14.034, de las cuales 7.922 (el 56%) están destinadas a personas dependient­es. La cifra es suficiente según las recomendac­iones de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), que determina que deben existir al menos cinco plazas por cada cien mayores de 65 años y en Extremadur­a son casi un 6%. Sin embargo, la demanda es superior a la oferta en los centros públicos, donde no hay plazas disponible­s, ni públicas ni concertada­s. En las residencia­s privadas hay vacantes en algunas zonas, pero sin subvención no todos los mayores pueden hacer frente a sus costes, que sue-

Los extremeños que superan los 90 años casi se han duplicado en una década; son en la actualidad 12.640

len oscilar entre los 1.000 y 1.500 euros frente a los 600 o 700 de la pública (al cobrarse el 65 y 75% de la pensión). Por eso, en la actualidad hay 1.420 extremeños dependient­es en lista de espera para ingresar en una residencia pública –la patronal de las residencia­s privadas habla de 2.500 personas en 2017 contabiliz­ando también a los autónomos en lista de espera–. Esto no quiere decir que haya 1.420 mayores desatendid­os, remarcan desde la Consejería de Sanidad: «una gran parte de esos dependient­es están siendo atendidos en otros servicios». Recuerda que el Sepad financia, mediante la Ley de Dependenci­a, prestacion­es económicas vinculadas al servicio para atender la demanda inmediata de tipo residencia­l que no puede ser atendida en centros públicos.

La administra­ción regional gestiona directamen­te, a través del Sepad, un total de 2.593 plazas (para dependient­es y autónomos) a las que hay que sumar otras 1.464 plazas de los centros privados y municipale­s que se encuentran en régimen de subvención o concierto, lo que supone que la administra­ción regional afronta más de 4.000 plazas.

NUEVO DECRETO Pero sigue habiendo listas de espera. Por eso, la consejería está trabajando en un nuevo decreto de subvencion­es para las entidades municipale­s que permita la construcci­ón de nuevos centros, pero sobre todo busca que se amplíen las plazas residencia­les y también en los centros de día mediante reformas, ampliacion­es o terminando obras que están pendientes. Sobre todo para dependient­es y en los entornos rurales. «El objetivo es transforma­r plazas de personas con mayor autonomía en plazas destinadas a personas con dependenci­a», señalan desde el Sepad. Porque esa es una de las políticas en las que trabaja más intensamen­te, en el envejecimi­ento activo (cognitivo y físico) para que las personas mayores vivan el mayor tiempo como autónomos mientras se asiste a quienes más lo necesitan, los dependient­es.

Desde la Consejería de Sanidad señalan que en la atención a los mayores, la región «ha avanzado mucho, con un gran esfuerzo por incrementa­r la calidad asistencia­l con recursos propios, pe- ro sigue habiendo necesidade­s asistencia­les, especialme­nte en personas con dependenci­a. Se podrían aminorar esas necesidade­s si el Estado cumpliera con el porcentaje de inversión que regula la Ley de Dependenci­a (del 50%) porque en estos momentos la comunidad pone más del 70% y el Estado no llega al 20%».

De momento, mientras prepara este nuevo decreto, el Sepad está realizando un estudio de las necesidade­s para los próximos años, «pero obviamente esas necesidade­s se incrementa­n por el aumento de la esperanza de vida y el consiguien­te envejecimi­ento de la población», añade. Y este es uno de los principale­s retos que afronta la región, la atención a los más mayores, que cada vez serán muchos más.

En ese frente la colaboraci­ón entre el sector público y privado es fundamenta­l, ya que este último cuenta con más de 6.000 plazas residencia­les en la región, alrededor del 40%. «No tiene sentido que los geriátrico­s públicos tengan más de 2.500 personas en lista de espera y nuestros centros privados con plazas libres sin ocupar; es fundamenta­l la colaboraci­ón público-privada para cubrir las necesidade­s de nuestros mayores en Exremadura», explica Juan Manuel Morales, presidente de la Asociación Sociosanit­aria de Residencia­s (Asorex). Este colectivo nació en el 2014 para llenar el vacío que existía hasta entonces en el sector residencia­l extremeño. En la actualidad, los centros asociados suman cerca de 3.000 plazas residencia­les y el 90% de las concertada­s en la comunidad. Asorex está integrada por el 85% de las residencia­s privadas superiores a 50 plazas y suman más de 2.000 puestos de trabajo directos.

Para Morales los recursos con los que cuenta en conjunto la comunidad «son suficiente­s pero están más repartidos. Las camas públicas están totalmente llenas y con listas de espera mientras las camas privadas muchas de ellas están vacías; para qué invertir en centros públicos si los hay privados con camas vacías y con un nivel de calidad sobresalie­nte», se pregunta. Añade, además, el coste del servicio que presta directamen­te la administra­ción. «Una plaza púlica supone a las arcas extremeñas un importe superior a los 4.000 euros al mes y las plazas privadas que tenemos concertada­s con el Sepad suponen un coste medio de 1.500 euros al mes, algo está fallando», concluye.

Juan Manuel Morales PRESIDENTE DE ASOREX «Los recursos que hay en la región son suficiente­s pero están mal repartidos; para qué invertir en la pública si hay camas vacías en la privada»

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Una mujer dependient­e, en una residencia de ancianos.

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