El Supremo de que Alemania entregue a Puigdemont por algo más grave que malversación
so penal que se tramita en el Supremo, porque ambos asuntos recorren un itinerario pautado que los asesores de Puigdemont valoran al detalle. Ya he escrito que la política catalana es el nudo gordiano de la española.
Pues bien, el que fuera presidente de la Generalitat dispone de capacidad de desestabilización del cuadro político general, muy fragilizado por las crisis concurrentes en el PP (reventado por Cristina Cifuentes), en el Gobierno (dividido por Montoro), en el PSOE (el fallido fichaje de Carmena, que delata su falta de banquillo) y en Podemos (guerra civil entre Errejón, Bescansa y Pablo Iglesias). La manija política está –qué sarcasmo– bajo el control del PNV.
Añadamos a esta superioridad posicional y psicología del independentismo dos nuevas circunstancias. La primera ha sido el autogol del ministro de Hacienda al sostener pugnazmente, frente a la acreditación policial en la instrucción de Pablo Llanera, que no se gastó «ni un euro público» en referéndum ilegal del 1-O del 2017. La segunda, remite a la nueva actitud de los presos preventivos que en sus declaraciones indagatorias ante el magistrado instructor se le han encarado, enardeciendo así a las bases independentistas.
El separatismo no ha interiorizado todavía el fracaso de sus propósitos. Cree que dispone de