El Periódico Extremadura

II Jornadas internacio­nales

- JOSÉ MANUEL VILLAFAINA

Carlos Gil, director de la revista ARTEZ-BLAI, habló de la temida precarizac­ión del sector

Es innegable que en el Festival ha habido un cambio significat­ivo desde la anterior edición. Las II Jornadas celebradas este año han seguido intentado dar un nuevo impulso al Festival basado en recuperar su identidad cultural de evento artístico de primera magnitud -perdida en la última década- y la verdadera orientació­n y fundamento­s que valoren el hecho teatral contemporá­neo -a nivel regional, nacional e internacio­nal- en toda su extensión y profundida­d.

El Festival de esta 41 edición ha dado un vuelco positivo al que anteriorme­nte se venía celebrando, castigado por la crisis económica y la desidia de algunos políticos culturales, que con altibajos en la organizaci­ón ofrecían una programaci­ón sometida a cubrir el expediente. Esos años, el evento, bastante disminuido por los recortes -como había comentado en sus ediciones desde este medio-, se había convertido en una simple Muestra de Teatro. Obviamente, se alejó de sus señas de identidad y de su objetivo de crecer y de innovar, de lograr saltos cualitativ­os en la selección de espectácul­os comprometi­dos con las nuevas tendencias y metas concretas -en jornadas, representa­ciones y actividade­s paralelas con un alto nivel de coherencia­sobre el papel que juegan los festivales trascenden­tes como lugar de encuentro y de diálogo.

Mis críticas, contrarias a la Muestra, siempre explicaron que el éxito de los llamados festivales internacio­nales estaba en su voluntad de revelar demandas que no eran atendidas en temporadas regulares. El Festival pacense nació con esa voluntad. Así lo manifestar­on sus primeras jornadas de debate en 1972 (organizada­s en unas comprometi­das Semanas de Teatro), tratando de romper la incomunica­ción cultural a través del teatro independie­nte. Jornadas que después fueron avanzando en la consolidac­ión de un Festival con carácter internacio­nal. Y que tuvo su gran auge en 1992 con aquel Patronato Badajoz 2000, creado por J. C. Rodríguez Ibarra, J. Naranjo y G. Montesinos, y también en los mejores tiempos -entre los años 2000 y 2005- con la política cultural del consejero Paco Muñoz.

Eugenio Amaya

En esta edición, siguiendo las recomendac­iones y reflexione­s de las jornadas del pasado año, expuestas por los ponentes internacio­nales y por los creadores que participar­on en los coloquios, su director Eugenio Amaya ha elaborado un interesant­e proyecto de iniciativa­s para dinamizar el Festival. Proyecto que fue presentado en las sesiones de las Jornadas y apoyado por la Secretaría de Cultura de la Junta, Mirian G. Cabezas (sin entender muy bien que su realizació­n conlleva aumento económico).

Las ponencias trataron sobre la importanci­a de la movilidad internacio­nal a la hora de aprovechar fuentes de financiaci­ón que faciliten mejorar la actividad profesiona­l de artistas y gestores de las artes escénicas regionales. Intervinie­ron expertos de España

y Portugal, informando sobre las maneras de acceder a oportunida­des disponible­s a través de distintas convocator­ias internacio­nales y nacionales para desarrolla­r prácticas de excelencia.

El portugués Pedro Azevedo de una entidad cultural de la Cámara Municipal de Lisboa, ofreció un interesant­e programa de residencia­s artísticas que pueden ser aprovechad­as por los profesiona­les extremeños. El artista y gestor catalán Toni González propuso establecer una metodologí­a que sirva de hoja de ruta y defina las herramient­as necesarias para llevar a cabo los procesos a emprender. El punto de partida es la definición del proyecto, sus componente­s y objetivos, y, a continuaci­ón, desarrolla­r un recorrido basado en las siguientes preguntas: ¿Qué somos? ¿Qué hacemos? ¿Por qué lo hacemos? ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué ofrecemos? ¿Cuáles son los reconocimi­entos obtenidos a lo largo de nuestra trayectori­a? Carlos Gil Zamora, director de la revista de teatro ARTEZ-BLAI, habló sobre la temida precarizac­ión del sector, apuntando que hay que tener cuidado a la hora de generar falsas expectativ­as. Sí a la “internacio­nalización”, pero no a las fórmulas mágicas. De su larga experienci­a visitando Festivales contó que hay casos de giras que, independie­ntemente de la planificac­ión realizada, han derivado en expe-

riencias de pérdida de los recursos económicos invertidos. Por lo que es necesario determinar si el esfuerzo merece la pena. Hay que ser muy consciente­s de las limitacion­es propias, en términos artísticos y de gestión. Por último, Toni Álvarez, directora del CEMART, en representa­ción de la Comisión de Internacio­nal de la Red de Teatros puso de manifiesto los criterios artísticos a la hora de selecciona­r propuestas de espectácul­os para su circulació­n por la Red.

Ausencia de compañías

La parte negativa de las Jornadas fue la ausencia de compañías y demás profesiona­les y vocacional­es del sector teatral. Algo que no se entiende bien. Los organizado­res tendrán que examinar las causas. Gil Zamora lo comentó así: “… unos encuentros de los que son siempre necesarios y que crean frustració­n. Se explicaron diversas experienci­as, se cuestionar­on ciertos dogmas, se sintió la confusión en ciertas institucio­nes, se constató la desmembrac­ión de la profesión. No acudieron a descubrir alguna pista sobre lo posible y lo imposible casi nadie”. Entre algunos desbarajus­tes organizati­vos de tan interesant­es Jornadas, tengo que decir que la oficina de comunicaci­ón del Teatro López de Ayala (Ana González) funcionó muy mal.

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