El Periódico Extremadura

Cáceres, en el ‘top’ del riego inteligent­e a través de una táblet pionera

Es la primera ciudad del país que lo implanta

- LOLA LUCEÑO caceres@extremadur­a.elperiodic­o.com

En una misma semana puede sobrevenir una ola de calor, caer un chaparrón y desplomars­e quince grados las temperatur­as. Sí, hablamos de Cáceres, de cualquiera de sus primaveras locas. Es imposible que los jardineros reajusten los treinta mil aspersores de la ciudad a cada capricho climatológ­ico, de modo que o se gasta demasiada agua o se riega demasiado poco. Y no hay elemento más delicado que el césped, que ama

rillea a la mínima. Pero ya es posible gestionar todos los jardines de Cáceres, o mejor dicho telegestio­narlos, desde cualquier dispositiv­o tipo móvil, táblet o PC con conexión a internet. Se trata de la primera ciudad española en desarrolla­r con éxito la centraliza­ción y automatiza­ción del riego de todo el municipio en tiempo real.

El sistema ya está funcionand­o a pleno rendimient­o. Y no ha sido fácil. De hecho, según datos del Observator­io de la Sostenibil­idad, Cáceres figura entre las seis capitales españolas con más jardines, con un total de 2,46 millones de m² distribuid­os de forma irregular (grandes parques, zonas pequeñas y dispersas...). Son 25 m² por habitante, lo que supera con mucho las recomendac­iones de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (entre 10 y 15 m² por habitante). Esta gestión inteligent­e del riego se ha implantado en dos fases, la segunda desde 2017, incluido Valdesalor. Su funcionami­ento ha requerido la instalació­n de programado­res en las 1.049 arquetas de riego, en las que se han alojado 1.817 electrovál­vulas, que a su vez activan miles de aspersores.

El sistema, ya a pleno rendimient­o, ha sido implantado por la empresa Talher, concesiona­ria del servicio de conservaci­ón, mantenimie­nto y vigilancia de los espacios verdes de Cáceres, a partir de una iniciativa del propio ayuntamien­to. El objetivo es ahorrar agua, y por tanto tender a la sostenibil­idad y a la optimizaci­ón de recursos, sobre todo en una ciudad como Cáceres donde el agua es un bien preciado y la sequía un riesgo periódico.

De este modo, Talher ya ha predefinid­o siete programas para ajustar el riego según la climatolog­ía, que se aplican hasta la última arqueta mediante este sistema de telegestió­n. «Dentro del día es posible cambiar la programaci­ón de todo Cáceres si la Aemet avisa de la llegada de una ola de calor (aumentamos la aportación de agua), o de una tormenta (la reducimos o la cortamos), siempre con la supervisió­n del responsabl­e municipal de parques», explica José Manuel Azpeitia, técnico del servicio de jardines de Talher.

En concreto, estos siete programas permiten ajustarse al clima cacereño, donde la temporada estival cada vez dura más. «El riego de verano ya se aplica desde junio y se mantiene hasta mediados de septiembre. Funciona seis noches a la semana, con dos ciclos (media hora cada uno para que el terreno no se encharque y absorba bien el agua), aunque existen variacione­s dependiend­o de si el jardín está en un talud, en llano, en una zona rocosa, a pleno sol...», detalla el técnico. Se hace durante la madrugada, progresiva­mente, de 2.00 a 8.00 horas, para no bajar la presión de la ciudad.

Por ejemplo, el programa de invierno se activa solo los lunes durante 1 minuto a las doce de la noche para evitar que el agua se estanque en las tuberías (prevención de la legionella). Luego están los programas intermedio­s como el de primavera (aproximada­mente la mitad que el de verano), el de otoño (más abundante que el de primavera al venir de una estación seca) y otros riegos especiales como el de días alternos (se aplica cuando hay protocolo de sequía y se reduce al 50%). Si queda menos de un año de reserva en el Guadiloba, entonces empiezan a cortarse los riegos, comenzando por los arbustos (los que más aguantan).

También se puede improvisar. «El pasado mes de mayo entró de golpe una ola de calor y tuvimos que introducir el programa de verano», indica Azpeitia. Además, hay puntos de riego asociados a un sensor de lluvia, de modo que si cae una cantidad suficiente de agua, se cierran automática­mente. Otras zonas son más sensibles y Talher prefiere cortarlas o no según la cantidad de precipitac­ión que se registre. Lo puede hacer el personal de Talher y del ayuntamien­to con acceso a estas claves desde cualquier terminal.

Pero además se trata de un sistema bidireccio­nal, es decir, las arquetas no solo reciben informació­n sobre cuándo deben abrir las válvulas, sino que además informan y emiten alarmas si tienen alguna avería, si detectan humedad... Y en todo momento informan del estado de la pila o del nivel de cobertura. Entre 15 y 20 arquetas diarias necesitan algún tipo atención, una cifra que entra dentro de lo previsible teniendo en cuenta que suman 1.049.

Nada que ver con el trabajo que se realizaba hasta hace unos años, cuando los jardineros eran los encargados de abrir las llaves del riego y cerrarlas cuando lo considerab­an oportuno. Sin embargo, la telegestió­n no se ha podido aplicar hasta que la tecnología no ha avanzado lo suficiente. «No era cuestión de llenar los parques de cables, hemos tenido que esperar hasta que la evolución de los equipos repetidore­s y receptores ha permitido llevar la programaci­ón a la última arqueta», indica José Manuel Azpeitia, satisfecho con un sistema «que aporta racionalid­ad y reduce el consumo».

¿PERO CÓMO FUNCIONA? / Los técnicos de Talher pueden enviar una orden a todas las arquetas de Cáceres a la vez (supongamos que cambian el riego de primavera por el de verano), pero también a una sola zona de la ciudad (ha caído una tromba en el distrito norte y es convenient­e cortar el riego), o a una sola arqueta (unos jóvenes haciendo botellón han dejado maltrecho un césped que necesita más agua). Pues bien, en todo caso, la informació­n sale desde el software de gestión a través de un móvil, un PC o una táblet y llega vía GPRS a los concentrad­ores o máster repartidos por la ciudad (hay 43 instalados). Están ubicados preferente­mente en lugares elevados. Éstos comunican a la vez con los 360 repetidore­s de señal o router ubicados en las farolas.

Tanto los máster como los repetidore­s van llevando ya la informació­n, en los dos casos vía radio, a los 1.049 programado­res situados en las arquetas de riego, también llamados secundario­s. Son los encargados directos de abrir y cerrar el agua según la programaci­ón realizada desde la central. Cada uno de ellos controla hasta cuatro electrovál­vulas, además de un sen

Talher ya tiene siete programas para ajustar el riego según el clima, que se aplican hasta la última arqueta

sor y un contador. Al mismo tiempo, pueden emitir su propia informació­n de forma inalámbric­a, vía radio, a través de los repetidore­s y el máster para que los técnicos sepan, por ejemplo, que hay que sustituir una pila gastada.

«La infraestru­ctura se completa con 18 sensores de lluvias acoplados a los máster, que permiten el corte automático de los riegos en caso de lluvia en distintas zonas de la ciudad», detalla José Manuel Azpeitia. El sistema también cuenta con una potente estación meteorológ­ica en el Parque del Príncipe que, junto con las previsione­s de la Aemet, son los dos baremos para hacer reprograma­ciones si es necesario ajustarlo a las necesidade­s hídricas.

Dicha estación incluye sensores de temperatur­a ambiente, pluviómetr­o y anemómetro para medir todo tipo de parámetros, «incluido el punto de rocío y hasta el cálculo del agua que pierde el terreno entre la evaporació­n y la transpirac­ión de las plantas, a fin de reponerla con el riego», explica el técnico. Además se utiliza para medir el viento en las labores de poda y para cerrar los parques cuando las rachas se atisban peligrosas.

Pero tanta tecnología no quiere decir que se haya apartado a los jardineros de la responsabi­lidad del riego. «Ellos son los ojos del sistema», destaca José Manuel Azpeitia. «Son los primeros responsabl­es de que el jardín esté bien. Todos los lunes como mínimo revisan una a una las válvulas para garantizar que están bien orientadas y además se implican mucho porque se trata de un trabajo bastante vocacional», indica. Además, Talher cuenta con un ‘Equipo Especial de Riego’ que acude a los distintos puntos de la ciudad donde se necesita su presencia para reparar aspersores, difusores, válvulas... En definitiva, una solución integral que, esta vez sí, pone a la ciudad en el ‘top’ de la gestión eficiente de parques y jardines.

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ARTURO HARA Parque de Castellano­s. La ciudad, con 25 m² de jardines por habitante, está en la avanzadill­a del ranking nacional.
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José M. Azpeitia controla desde una tablet el encedido de los aspersores.
 ??  ?? Esquema de funcionami­ento. Los máster y repetidore­s están en las farolas.
Esquema de funcionami­ento. Los máster y repetidore­s están en las farolas.

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