El Periódico Extremadura

Puerta grande de Ginés Marín en Plasencia

- ANTONIO Castañares

Ganadería: Seis toros de Zalduendo, desiguales de cuajo, agradables por delante y armónicos. Manso y rajado el primero; bravo y enclasado el segundo; noble el tercero; de mucha clase el cuarto; noble el quinto; complicado el sexto. Pesos: 480, 488, 491, 502, 477 y 503 kilos.

Los diestros: Morante de la Puebla, de grana y oro. Pinchazo y estocada casi entera (Silencio); Estocada (Oreja con muy fuerte petición de la segunda). José María Manzanares, de azul pavo y oro. Estocada un punto contraria (Oreja); estocada recibiendo (Dos orejas). Ginés Marin, de azul marino y oro. Estocada (dos orejas); Estocada (Oreja).

Plaza: Plasencia, primera corrida de feria. Mas de tres cuartos de plaza cubierta con lleno en sombra.José María Manzanares y Ginés Marín salieron a hombros.

Manzanares y Ginés Marín salieron ayer a hombros ante una corrida de Zalduendo que, aunque con matices, resultó bastante manejable. Esos matices tuvieron que ver con la acusada mansedumbr­e del primer toro, mal pesentado, y el punto de genio del sexto, que dio con un Ginés Marín que ha entrado en la madurez y solventó los problemas con mucha suficienci­a, especialme­nte el que se le metía para dentro el animal, y así mejorar sus condicione­s.

Mas el acontecimi­ento tiene nombre propio, y es el de Morante de la Puebla. Lo que ayer hizo el torero sevillano en un ruedo tan cargado de historia como el placentino, pasará precisamen­te a ella.

La lidia que Morante dio al cuarto toro de la tarde fue, sencillame­nte, sublime de principio a fin. Desde que se arrancó con un sorpresivo farol con el capote, para seguir recordando a Antonio Ordóñez en lances a la verónica rodilla en tierra. Continuó a la verónica, a cámara lenta, embragueta­do, asentado, los riñones metidos, el mentón en el pecho. Aún mejor el quite por el lance fundamenta­l del toro de capote que es la verónica. Morante en toda su expresión.

Buen tranco del animal en banderilla­s, Morante brindó al público, y a partir de ahí es muy difícil describir a lo que incrédulos íbamos asintiendo. Una faena de inmensa torería, de deslumbran­te belleza, de una pureza singular y una emotividad insuperabl­e.

En el toreo fundamenta­l en redondo parecía que Morante paraba el tiempo por lo lento que toreaba, por cómo componía y por cómo se iba con el animal. Remates de muy cara torería, el molinete tan personal y el cambio de mano, y los desplantes. Este artista andaba al toro como decían que lo hacía Domingo Ortega, con armonía, respetándo­lo y engrandeci­éndolo. Llegó el cartucho de

pescado y los molinetes rodilla en tierra. Todo un recital de toreo magnífico, rematado con una estocada en toda la yema, y un presidente que de forma incomprens­ible negó la segunda oreja. Pero qué más daba si Morante había parado el tiempo.

Antes sorteó el sevillano el manso anteriorme­nte descrito, que no le dio ninguna opción.

Ginés Marín también dio una gran tarde de toros. Lució una madurez que ya es palpable, su buen toreo de capote y un concepto del toreo en el que la pureza, que es dar ventajas al toro, y la belleza, le hacen ser, más que una esperanza, una espléndida realidad.

Enseñaba las puntitas el tercero, un astado proporcion­ado y bonito, al que Gines toreó con primor a la verónica, con la plasticida­d y belleza que es consustanc­ial a este gran capotero. Manos bajas, le ganaba terreno hacia los medios para rematar con chicuelina y revolera.

Toro que tenía buen tranco en banderilla­s y ante el que el torero comenzó la faena por alto, solemne, pies juntos. Pronto le dio sitio y le adelantó la muleta. Se lo traía el oliventino y lo llevaba más en línea. Series muy ligadas con la derecha, bien rematadas. Daba tiempos entre tanda y tanda y el burel tenía respiros y mostraba fijeza. Cambios de mano por la espalda para seguir al natural, y dos series también con la zurda. Faena que no decayó y remató con una gran estocada. Dos orejas.

El sexto no daba facilidade­s pero se pudo ver cómo un torero puede, con su muleta y su valor, mejorar las condicione­s de los toros. Faena esa intensa, ligada, profunda, aguantando el reponer y el colarse en ocasiones. Gran estocada otra vez y oreja.

José María Manzanares tuvo el mejor lote, dos toros de acusada nobleza. Toreó a ambos con plasticida­d con el capote y a los dos los toreó en redondo ligando las series. Empaque del toreo alicantino pero también a veces falta de ajuste. Suavidad en el manejo de las telas, rotundidad en los pases de pecho, y el público con el. Tres orejas.

Ginés Marín ha entrado en la madurez y solventó los problemas con mucha suficienci­a

Lo que ayer hizo Morante en un ruedo tan cargado de historia, pasará precisamen­te a ella

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TONI GUDIEL El diestro Ginés Marín durante una de las faenas de ayer en la plaza de toros de Plasencia.
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TONI GUDIEL José María Manzanares, ayer en el coso de Plasencia.
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