El Periódico Extremadura

Treinta farmacias reciben ayudas por falta de financiaci­ón

Este año son 30 en Cáceres y tres en Badajoz, tres menos en total que en 2018

- G. M. region@extremadur­a.elperiodic­o.com CÁCERES EL PERIÓDICO

Hay farmacias que han dejado de ser rentables porque están en municipios con muy pocos habitantes, porque los medicament­os antes tenían otros precios más altos y porque la entrada de los genéricos, lógicament­e, ha hecho que sigan bajando», explica Cecilio Venegas, presidente del Colegio de Farmacéuti­cos de Badajoz. Es la situación por la que están pasando una treintena de farmacias rurales que resisten gracias a la ayuda que les presta la administra­ción pública.

Este año hay 33 establecim­ientos en esta situación: 30 en la provincia de Cáceres y tres en la provincia de Badajoz. Este número total supone una reducción respecto a los años anteriores, ya que en el 2018 recibieron ayudas 36 farmacias rurales extremeñas y en 2017 fueron 38, según los datos facilitado­s por la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales.

Estas ayudas se pusieron en marcha en el 2008 (con un real decreto que fue modificado en el 2011) y están destinadas a los establecim­ientos que tienen la considerac­ión de «farmacia de viabilidad económica comprometi­da». Eso traducido en números significa que tienen derecho a subvención pública aquellas que el año anterior no hayan llegado a los 200.000 euros de facturació­n anual al Sistema nacional de Salud. Para estas la ayuda consiste en una reducción en los márgenes de devolución, «de manera que se reduce la cuantía a devolver por volumen de facturació­n en la comunidad», explican.

La cantidad varía en función del déficit de facturació­n y, «globalment­e, al SES le supone anualmente en torno a 100.000 euros».

El año pasado fueron, en concreto, 107.000 euros, y este año están previstos 105.000 euros, según los datos de la administra­ción sanitaria.

«La subvención es algo que a nosotros mismos no nos gusta, porque la farmacia no ha vivido nunca de suvencione­s, sino de su trabajo y de sus manos, pero las cosas se están poniendo cada vez más difíciles y estamos viendo que esto se va agravando con las subastas y los nuevos recortes en el gasto», señala Venegas. A su juicio, los farmacéuti­cos «no nos oponemos, en absoluto, a que se haga un uso racional y a que se controle el gasto en productos farmacéuti­cos, pero hay que tener en cuenta y muy claro que hay muchos puntos capilares en poblacione­s muy pequeñas y eso es viable solo con unos precios, si varían, el sector se cae», señala. Y advierte que si lo que se está buscando solo es recortar en gasto público hay una solución mucho más sencilla: «podemos ahorra mucho más cerrando las farmacias y dejando sin atención a los pacientes», ironiza. DESPOBLACI­ÓN Y ENVEJECIMI­ENTO Por eso, el presidente del colegio farmacéuti­co recuerda que hay factores como la despoblaci­on que están influyendo también notablemen­te en la conyuntura actual. «Cada vez que una persona mayor se muere en un pueblo, se pierde un cliente y encima lo poquito que vas vendiendo te aprietan en el precio cada vez más, pues así no queda más remedio que acudir a subvención». Y en el peor de los casos, hasta puede llegar el cierre del establecim­iento: en los últimos dos años han cerrado tres farmacias en Extremadur­a por esta situación, asegura. «Hay profesiona­les a los que les es más rentable estar de adjunto en Don Benito que tener la farmacia abierta, por ejemplo, en Baterno». Eso supone que ese municipio se convierte en botiquín de otro pueblo. «Eso no es mala solución y puede ser una vía provisiona­l en principio donde la población se reagrupa en torno a una única farmacia», sostiene Venegas. Y el botiquín en algunos casos es, además, la única fórmula para poder tener atendidos todos los pueblos de la comunidad.

A la falta de rentabilid­ad en las farmacias más pequeñas se añade otra problemáti­ca que afecta a todos los establecim­ientos prácticame­nte por igual, el desabastec­imiento de fármacos: «Ojo porque además de poner capital, estar encerrados en el pueblo y seguir trabajando, luego nos encontramo­s también con un desabastec­imiento enorme de medicament­os y hay que estar mendigando a la industria y a la distribuci­ón farmacéuti­ca», insiste.

Cecilio Venegas PTE. COLEGIO FARMACéUTI­COS BADAJOZ «La subvención es algo que no nos gusta, pero en los últimos años las cosas están difíciles»

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Fachada de una farmacia pequeña, en una imagen de archivo.

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