El Periódico Extremadura

El gallego asegura estar feliz en Almendrale­jo y dice no ponerse techo ni individual ni colectivo

- RODRIGO MORÁN deportes@extremadur­a.elperiodic­o.com ALMENDRALE­JO

Ser profeta en la tierra está cada día más difícil en los tiempos actuales. Por eso, no es de extrañar que lo recomendab­le para muchos jugadores jóvenes es abandonar el nido y buscar los éxitos lejos de casa. Le pasó a Manuel Mosquera hace ahora 28 años, cuando decidió marcharse de La Coruña a Almendrale­jo sin saber siquiera dónde estaba la capital de Tierra de Barros. Casi tres décadas después, también con 23 años, Pinchi vive una historia muy parecida. Con escala en Madrid, tuvo que abandonar Riazor al no entrar en los planes del primer equipo del Deportivo de la Coruña y ahora es en Almendrale­jo donde este gallego de apariencia tímida y juego descarado quiere buscar su sitio en el fútbol.

«Estoy feliz y cómodo aquí. Soy muy friolero, sabes, y aquí eso de entrenar con calor, con el sol fuera y siempre con el buen ambiente del vestuario me gusta mucho», decía ayer entre bromas en sala de prensa. Óscar García, apodado como Pinchi por un cariñoso mote que un día le colocó su padre, está viviendo su salto al profesiona­lismo de la mano del Extremadur­a. Ha jugado nueve partidos, solo tres de titular, pero Manuel lo está introducie­ndo en el campo muy poco a poco, sin forzar su maquinaria.

Pinchi es un alumno aventajado de Manuel Mosquera, que le conoce bien de su etapa en el Dépor. El jugador gallego solo tiene palabras de elogio para su entrenador: «Manuel es el mismo que me encontré hace cinco años en el Fabril. Esa bondad que tiene se traslada también al vestuario. Jugadores y plantilla están siempre a muerte con Manuel y eso provoca también buen ambiente».

El entrenador ha cuidado cada paso del atacante coruñés en el Extremadur­a y, en los últimos envites, le ha dado la carta de la titularida­d. Pinchi la ha aceptado en un lugar algo más inusual para él como es la media punta, «pero estoy teniendo muy buenas sensacione­s. Estoy contento de ayudar al equipo y tenía ganas de dar ya el salto de categoría».

Pese a no ver portería en las diez primeras jornadas, este habilidoso jugador es sinónimo de gol, como bien ha demostrado en sus últimos años de Segunda B: «Es verdad que siempre he andado obsesionad­o con el gol y es algo que haré hasta que me retire, pero es verdad que este año no tengo esa ansia de otras campañas y creo que, ahora, lo mejor son las victorias del equipo para crecer».

Pinchi quiere volar sin límites, como el Extremadur­a, y por eso dice que no ponerse techo. «Ni me los puse en el pasado ni me los voy a poner ahora. Como equipo, no tenemos que pensar en nada más allá de la Ponferradi­na y en ir semana a semana. El equipo ha sabido estar a la altura de las circunstan­cias porque lo normal es que nos hubiera entrado ansiedad o estrés con la mala

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Pinchi, durante el último partido del Extremadur­a contra el Tenerife.

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