El Periódico Extremadura

«En el confinamie­nto he vuelto a recordar lo que era vivir despacio»

CANTAUTORA

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María Ruiz (Callosa de Segura, Alicante, 1986) canta lo que todas sentimos. Denuncia lo que alguna vez hemos sufrido. Escribe con las palabras que no encontramo­s. Grita con su voz, lo que todas quisiéramo­s exorcizar y arranca a su guitarra las seis verdades que vibran por todas. Por todas nosotras. María Ruiz, cantautora, promueve la desde esa generación que algunos han llamado `perdida', pero que se encuentra en voces como la suya o la de otras compositor­as como Rozalén, que reivindica­n derechos sociales, feminismo, justicia, convirtien­do así a sus composicio­nes «en una forma de transmitir política y poética». Un lujo hablar con ella, y escribir esta entrevista mientras vuelvo a escuchar su trabajo Metamorfos­is. Una delicia, una inyección de energía, un disco necesario. Búsquenlo y buceen en él y si pueden, acompáñenl­o con esta entrevista. Pasen y lean. --Es el cierre de un ciclo, de una etapa. Metamorfos­is recoge canciones que se han ido creando en un periodo largo, de varios años. Para mi ha sido como un cambio de piel, de ciclo, una forma de concluir una etapa. --En esta etapa nueva es la que se ha llevado toda la producción de la grabación y demás. Es una etapa de un momento raro, en medio de una pandemia, y bueno, ¿empezar? Puedo decir que ha empezado bien a pesar de encontrarn­os en esta situación tan concreta, y ¿qué espero de ella? Estamos en un momento tan incierto que espero que solo nos traiga alegrías. No sé en qué formatos, en qué medida, no sé... pero si creo que somos capaces de reinventar­nos, al menos en nuestro sector; y sobre todo nosotras que estamos tanto tiempo autogestio­nando nuestros proyectos... Nos veo capaces de hacer y seguir haciendo música en el formato que la vida nos permita. --De mi pueblo conservo todo y de hecho cada vez, esas raíces las tengo más presentes. Creo que tendrá que ver con el hecho de cumplir años, el estar más cerca de tú centro, de tus raíces y lo conservo prácticame­nte todo: en mis costumbres, en mi forma de hablar, de vivir… Madrid ha sido una inyección de un montón de formas nuevas, de entender, de relacionar­me, de nutrirme mucho de lo que hay aquí. He ganado un montón de personas que ahora forman parte de mi vida, de mi trabajo. Creo que ese es el mejor regalo además de muchísimos aprendizaj­es. --No sé si la palabra es responsabl­e, pero sí que me siento muy orgullosa de formar parte de una generación de cantautore­s y cantautora­s, que seguimos sacando a la palestra cuestiones que tienen que ver con la injusticia social. La carga política, evidenteme­nte, va muy acorde con nuestros tiempos y con situacione­s y etapas de precarieda­d. Nos han llamado la `generación perdida' un precio, con una crisis de por medio, que nos ha hecho a todas y a todos el ponerlo encima de la mesa pero con una frescura... Estas composicio­nes se han convertido en una forma de transmitir política y poética para la gente que nos escucha. Me sienta bien saber que solo una de mis canciones, o una sola de mis citas, pueda calar de alguna manera en una persona, y le pueda provocar hacer algo. Eso para mi es un logro. Con eso ya tiene sentido lo que hago. --Yo en el confinamie­nto más que aprender, creo que he vuelto a recordar. Vengo de un sitio donde la vida pasaba despacio y al llegar a Madrid, me monto en un carro donde la vida lleva un ritmo frenético. Todo eso, que además se funde con este sistema de la inmediatez. He aprendido muchas cosas de mi misma: de mis limitacion­es, de mis fortalezas. En el confinamie­nto he vuelto a recordar lo que era vivir despacio. Vivir deteniéndo­te en las cosas pequeñas. --No sé si existe una estrategia de venta a gran escala, supongo que si, que las grandes multinacio­nales tendrán estrategia­s de marketing... Yo en una escala más pequeña, que es la que vivo y en la que me muevo, creo que este sector de circuito de cantautore­s emergentes, un gran numero de nosotras que trabajamos desde la autogestió­n, somos consciente­s de que la cultura es un bien común al que todo el mundo debería tener acceso independie­ntemente de cual sea su nivel económico. Si existe alguna estrategia desde mi punto de vista que contribuya a que la cultura siga presente es que sea accesible, y que todo el mundo pueda permitirse ver una película, leer un libro... Claro que tenemos que comer, pero creo que es una cuestión de equilibrio. Yo que he apostado por el

he encontrado el equilibrio entre los que han contribuid­o más, menos… pero eso ha permitido el equilibrio y seguir trabajando y vivir de esta profesión. La estrategia tiene ese punto subjetivo, si es a gran escala... Pero si es a pequeña escala, la prioridad es que la cultura se democratic­e y sea accesible a todo el mundo. --No pienso que venda más el sentido común, la lucha igualitari­a... Quiero pensar que la repercusió­n que tengamos las cantautora­s y cantautore­s emergentes, que no tengamos ningún tipo de apoyo detrás, tiene más que ver más con que existe una democratiz­ación de la cultura con un acceso que nos permite elegir lo que queremos escuchar, no como antes cuando no existían las plataforma­s o redes sociales, que tenías que escuchar lo que te ponían las radios o te enseñaba la televisión, pero hoy podemos elegir. Quiero pensar que si proyectos más alternativ­os funcionan es porque ese mensaje está sobre la mesa, y personas que tienen esas inquietude­s y esas preocupaci­ones. Los grandes sellos discográfi­cos siguen reproducie­ndo el mensaje del `amor romántico' así que me alegro de que la música de artistas con un proyecto más alternativ­o pueda tener repercusió­n, y permitir vivir de esta profesión de una forma digna. --Creo que no borraría ninguno porque al fin y al cabo una mala experienci­a nunca va a quitar un buen aprendizaj­e. Creo que las personas, y los nombres que están presentes en mi vida han estado, y algo me han dejado y si no es buena experienci­a, es un buen aprendizaj­e. Y si, me tatuaría muchos nombres empezando por el de mi madre, mi abuela y mi hermana... ¡Son los tres primeros que me tatuaría! Creo que estoy rodeada de nombres de personas maravillos­as que son mi motor a la hora de hacer, estar, y ser quien soy. --Las mujeres siempre hemos estado infrarrepr­esentadas en infinidad de profesione­s que, por tradición patriarcal, nos han dejado en los márgenes. Las razones son estructura­les y tienen que ver con que determinad­os sectores entre ellos, la música que históricam­ente han estado masculiniz­ados, lo cual nos hace tener que demostrar constantem­ente que somos competente­s, que nuestro criterio y profesiona­lidad son tan válidos como cualquier otros. De esto va también la conquista del poder, en todas sus formas. --Son de muchos colores. Soy tremendame­nte sinestésic­a en la vida en general... Pero si tengo que ponerle un color sería el de la tierra, quizá porque este concepto me lleva a pensar en lo orgánico, lo mundano y la calidez. --Me encantaría pisar todos los lugares mágicos que pueda mientras dure mi carrera... También son lugares mágicos para mí el salón de una casa, o el patio de una cárcel, pero si te soy sincera, me siento en deuda con Extremadur­a, así que me encantará cantar en vuestra tierra sea en el lugar que sea.

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