El viceconsejero de Sanidad quiso salvarse de la quema
Tal vez, el viceconsejero de Sanidad de Ayuso, Antonio Zapatero, no cometió un error de comunicación, ni sufrió un desliz ni nada parecido. En mi modesta opinión, y en contra de lo que quieren hacernos creer, como Madrid comenzaba a oler a chamusquina, quiso salvarse de la quema y comunicó lo que quería hacer constar en acta para así poder dormir tranquilo.
Asimismo, el mensaje de whatsapp fue deliberado para mostrar que él recomendaba a quien debía la confinación de la población. ¿Por qué si no, a pesar de las presiones de sus superiores, se negó a echarse atrás grabando un vídeo desdiciéndose de los anunciados confinamientos selectivos? ¿Será porque ante posibles futuras querellas criminales por dejación de funciones podrá probar que alertó de lo que podía ocurrir, quedando en evidencia la propia Ayuso y su consejero de Sanidad Enrique Ruiz? Si no fue así, ¿qué pasó? Ya en mayo dimitió la directora de Salud Pública, totalmente disconforme con las prisas por desescalar. hace 39 años (Reglamento del año 1981), a través de una infraestructura de centros renovados, pero alejados de las ciudades para invisibilizar a sus ocupantes y con el recurso aislamiento extremo como razón última del sistema.
Hay celdas que jamás reciben el sol, se asoman a un patio de luces, que semeja un pozo, con muros de seis metros de alto y con una perspectiva horizontal desde la ventana que no llega a los tres metros; los patios para el paseo individual (veinte pasos de largo por diez de ancho), a los que se accede durante dos horas al día, son auténticos estanques de vacío, solo se ve el gris de la paredes, las cámaras que vigilan cada ángulo y las rejas de acero galvanizado que los cubren, tapando el cielo, enjaulando absolutamente al interno.
Miguel Fernández-Palacios