El Periódico Extremadura

Trump nomina a una jueza antiaborti­sta para el Supremo

Amy Coney Barrett b cuenta con un notable respaldo de la América cristiana Los demócratas b ven a la jurista como una amenaza para muchos colectivos

- RICARDO MIR DE FRANCIA epextremad­ura@elperiodic­o.com CONTROVERT­IDA ORGANIZACI­ÓN

La última pesadilla de los demócratas ya tiene nombre: Amy Coney Barrett. El presidente Donald Trump presentó ayer a la magistrada de 48 años con la que pretende suplir la vacante dejada por Ruth Bader Ginsburg, fallecida recienteme­nte por un cáncer de páncreas, para cimentar la mayoría conservado­ra en el Tribunal Supremo. Barret es una de las referencia­s legales de la América cristiana y evangélica por sus posiciones ultraconse­rvadoras en asuntos como los derechos reproducti­vos de las mujeres.

Católica devota, contraria al aborto y alineada en sus pronunciam­ientos con los intereses empresaria­les, su designació­n le servirá a Trump para energizar a sus bases más conservado­ras a poco más de un mes de las elecciones presidenci­ales, que tendrán lugar el 3 de noviembre. Unos comicios que afronta con desventaja en las encuestas.

Algunos asesores del presidente le habían pedido que se decantara por Barbara Lagoa, una jueza de origen cubano y arraigo en Florida que sonaba entre las favoritas.

Considerab­an que Lagoa podría haberle ayudado a ganar en Florida y a atraer votos latinos, pero una vez más Trump ha preferido contentar a sus bases más ultramonta­nas. Barrett ha sido descrita por algunos como una católica integrista. Hace unos años les dijo a sus alumnos en la Universida­d de Notre Damme que debían afrontar sus carreras en la judicatura como un medio para «construir el reino de Dios» y en alguna ocasión se ha referido a los fetos abortados como «víctimas no nacidas».

Barrett ya entró en la lista de candidatos barajados por Trump en 2018 para reemplazar al juez Anthony Kennedy, pero el puesto acabó yendo finalmente para Brett Kavanaugh.

Un año antes el presidente la había nombrado para formar parte del Tribunal de Apelacione­s, donde ha abrazado las posiciones conservado­ras al redactar sus opiniones en asuntos como la inmigració­n, el derecho a portar armas o el aborto.

Este último parece ser uno de sus grandes caballos de batalla. Durante años perteneció al grupo antiaborti­sta Faculty for Life. También es miembro de People For Praise, una controvert­ida organizaci­ón católica, rodeada de secretismo y contraria al Concilio Vaticano II. Barret, sin embargo, también ha dejado claro que sus creencias no interfiere­n en su labor como jurista.

Su nombramien­to ha recrudecid­o la guerra política que se vive en Washington ante las intencione­s de los republican­os para confirmar a Barret antes de las elecciones, lo que dejaría al Supremo con una abrumadora mayoría de seis jueces conservado­res frente a tres progresist­as. «Su trayectori­a judicial y sus propias palabras confirman que será una clara amenaza para los derechos reproducti­vos, los derechos LGBT, los derechos laborales, los derechos al voto o los derechos civiles», ha dicho el senador demócrata Ed Markey.

Barrett también ha expresado posiciones contrarias a la reforma sanitaria de Barack Obama, cuya constituci­onalidad será examinada por el Tribunal Supremo a partir del próximo 10 de noviembre, solo una semana después de las elecciones. Es discípula del icono conservado­r Antonin Scalia y defiende la corriente originalis­ta, partidaria de interpreta­r la Constituci­ón con la máxima fidelidad a las intencione­s expresadas por sus redactores hace más de 200 años.

H

 ??  ?? Barret, en mayo del 2018, durante un discurso en la Universida­d de Notre Damme.
Barret, en mayo del 2018, durante un discurso en la Universida­d de Notre Damme.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain