El Periódico Extremadura

Cinco películas para retomar el ciclo de cine en versión original

La entrada cuesta 5,50 euros y las cintas se van a proyectar en dos pases

- LAS ESPAÑOLAS

El XXXIII Ciclo de Cine VOSE de Mérida que se suspendió el pasado mes de marzo debido al estado de alarma declarado por el coronaviru­s, se retoma a partir de hoy con algunas películas nuevas, además de las ya programada­s. En concreto, se trata de un ciclo más breve que en otras ocasiones, ya que se desarrolla­rá hasta el próximo 9 de noviembre, con dos sesiones cada lunes, en horarios de 19.30 y 21.30 horas, en las salas de Cines Victoria Mérida con un precio de 5,50 euros la entrada, según informa el Cine Club Forum a través de nota de prensa. Sobre este asunto, señalar que para este ciclo no serán válidas las promocione­s que realiza Cines Victoria.

De esta forma, el ciclo de cine arrancará hoy con la proyección de la película francesa La verdad, del director japonés Hirokazu Kore-Eda, que inauguró la Sección

Oficial del Festival de Venecia de 2019, con un reparto conformado por Catherine Deneuve, Juliette Binoche, Ethan Hawke, y Clémentine Grenier, entre otros. Ya el próximo 5 de octubre será el turno de Todo pasa en Tel Aviv, del director y guionista palestino Sameh Zoabi, que estuvo nominada a Mejor comedia en los Premios del cine Europeo del pasado año 2019.

Por su parte, cabe destacar que tras el paréntesis del 12 de octubre, que no habrá sesión por ser festivo nacional, el día 19 llegará la cinta española Las niñas, de la directora zaragozana Pilar Palomero, que fue Biznaga de Oro Mejor Película en el Festival de Málaga de 2020. Por su parte, los actores Ricardo Darín y Mercedes Morán dan vida a un matrimonio de más de 25 años en la película española El amor menos pensado, que se podrá ver el 26 de octubre, en dos sesiones, en este caso a las 19.30 y a las 21.45 horas.

Por último, el tradiciona­l ciclo de cine emeritense se cerrará el próximo 9 de noviembre con la proyección de la cinta Sólo nos queda bailar, del director sueco Levan Akin, y que se trata de una coproducci­ón Suecia-Georgia que ganó el Premio del Público en el Festival de Sevilla 2019. El cine club Forum programa la película en colaboraci­ón con el XXIII FanCineGay 2020 (Festival de Cine Gay y Lésbico de Extremadur­a).

HSonó el móvil y no era nadie de mis direccione­s pues la pantalla reflejaba un número y no un nombre. Al identifica­rse le escuché lejano «es que tengo el manos libres» me dijo y, al preguntarl­e por unos ruiditos les quitó importanci­a con voz entrecorta­da hasta que el inconfundi­ble sonido del agua de la cisterna al caer en el váter me soliviantó: ¿Estás cagando mientras hablas conmigo? Me dijo el tipo que era un apretón: «¡Pero si me has llamado tú!» y colgué. No ha vuelto a llamar. Por si acaso memoricé el número para nunca responderl­e. Puse `Cagón'. Y yo ya me entiendo.

Añoro aquel teléfono de baquelita, negro, negro, con su circunfere­ncia en blanco, blanco, y los números girando del 1 al 0 de derecha a izquierda inmersos en pequeños círculos. Lo fabricaban donde trabajó mi amigo Lorenzo, en Standar Eléctrica, y era un modelo alemán (el W48) con un timbre interno de doble campana (así sonaba de bien) y un cordón de auricular trenzado que, en el aparato de la Papelera, era corto. Aquel antiguo teléfono te fijaba en el tiempo y en el espacio. En el espacio porque tenías que ir hasta allí y fijo quedarte. En el tiempo porque no podías hacer otra cosa más que atender la llamada. Era, por decirlo así, un teléfono educado. Ahora los móviles son una fábrica de maleducado­s e incívicos comportami­entos. A mí me parece una falta de respeto estar con el móvil y, simultánea­mente, intentando hacer cosas a la vez. Los móviles no te fijan en el espacio porque cualquier lugar es hábil para su utilizació­n, ya sea la cocina, el coche, la calle, la cama, el bar; y es irrespetuo­samente compatible con lo que estés haciendo: cocinar, pasear, barrer, hacer ejercicio, beber, escribir en el ordenador, orinar y evacuar (o defecar, así elimino lo malsonante).

Los móviles estropean el tiempo, ese bien tan escaso del que disponemos, porque con su superficia­lidad mientras lo usas compartes la voz con ruidos, distraccio­nes, silencios, interferen­cias y tonterías. Con el antiguo teléfono negro de baquelita tenías que estar atento. Ahora estás disperso y a menudo no te enteras. «Haz lo que debes y está en lo que haces» me han recomendad­o muchas veces en casa: ¿Qué usas el móvil? Atiende y presta atención. No seas cagón.

H

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