El contrato del albergue juvenil se adaptará a la situación sanitaria
El ayuntamiento estudiará los cambios que hay que introducir para poder sacar a concurso su gestión Las instalaciones del Revellín de San Roque cumplirán a finales de octubre 3 años cerradas
El Ayuntamiento de Badajoz va a estudiar los cambios que se deberán introducir en el pliego de condiciones del contrato de gestión del albergue juvenil El Revellín para adaptarlo a la actual situación sanitaria y poder sacarlo a licitación. Según explicaron fuentes municipales, serán los técnicos los que determinen qué «reajustes» se deben hacer, aunque todo dependerá de la evolución de la pandemia, pues, de momento, la Policía Local de Badajoz continúa utilizando como sede estas instalaciones para que la plantilla permanezca repartida en distintas bases de trabajo y evitar así los contactos y posibles contagios.
El albergue juvenil, única instalación de este tipo en Badajoz, cumplirá el próximo mes tres años cerrado. El alojamiento, que se inauguró en el 2013, dejó de prestar servicio en octubre del 2017, después de que cumpliese el contrato con la anterior concesionaria. Aunque la intención era que se reabriera pocos meses después, los trámites para sacar adelante el nuevo pliego de condiciones se demoraron mucho más de lo previsto.
Una de las novedades del nuevo pliego era el sistema de beneficio conjunto, frente al canon anual que recibía la adjudicataria anterior por parte del ayuntamiento, algo más de 217.00 euros anuales. Así, en el nuevo contrato que ahora se va a revisar, la conce
Ami modo de ver, una de las claves de un buen desayuno es el servicio. Y ahí Badajoz falla estrepitosamente. Hay quien cree que la simpatía, bastante habitual aquí, lo soluciona todo. Y no es así. La falta de atención, consecuencia de la escasez de personal, y el tuteo al cliente -no es clasismo, sino educación pura y dura- son de uso común. Y que no siempre se sea consciente de la importancia de hacer que el cliente se sienta cómodo. Al fin y al cabo, paga su consumición y ahí debe ir incluido todo, también el trato. Y, puestos a pedir, no entiendo la necesidad de abandonar las formas aprendidas en la infancia y volver sionaria ingresaría el 40% de las pernoctaciones y el consistorio, el 60%. Esta fórmula resulta menos gravosa para las arcas municipales, pues antes la cantidad a abonar era la misma se registrasen o no clientes.
Para hacer más atractivo el contrato y compensar la reducción del canon anual, también se añadió al contrato, por un periodo de 4 años, la posibilidad de prorrogarlo dos más, así como se dotó a las instalaciones de una cocina industrial para que el nuevo concesionario pudiera disponer de cafetería y restaurante, con servicio a los huéspedes y al público en general, cuyos ingresos se embolsaría íntegramente.
Todos estos requisitos tendrán que ser ahora analizados por los técnicos municipales para adecuar el pliego a la actual situación sanitaria, además de los aforos, pues el albergue juvenil tiene 62 plazas repartidas en 11 habitaciones, lo que parece difícil de mantener en tiempos de pandemia. Tres de las habitaciones cuentan con cuatro camas; siete con seis plazas; y una tiene capacidad para ocho huéspedes, además los aseos son de uso común. De la misma forma habría que revisar el aforo del restaurante y la cafetería para que fuera posible guardar la distancia de seguridad.
Lo más probable es que si se modifica el pliego y se incluyen requisitos diferentes, también varíen las condiciones económicas del mismo.
Además de la gestión del albergue El Revellín, el contrato incluye el mantenimiento del centro de asociaciones juveniles, que también permanece cerrado desde que se acabó el contrato de la primera adjudicataria, a la que el ayuntamiento decidió no prorrogar la concesión mientras se sacaba de nuevo a concurso la explotación de estas instalaciones.
Para convertir esta fortificación defensiva, la única con foso inundable de la ciudad, en albergue se invirtieron 1,3 millones de euros procedentes del Plan E del Gobierno central y las obras se
En resumidas cuentas, es importante que Badajoz potencie sus valores, siendo el desayuno uno de ellos. Y no menor. Que trate de mejorar su oferta y de atraer visitantes -vamos a ver si el modelo turístico predominante no se va al garete con la pandemia, crucemos los dedos-, pero, dando por descartadas una excelente calidad y variedad de productos locales, una buena disposición natural hacia el forastero, entendida siempre de modo muy amplio, podría mejorarse el concepto del desayuno. No se trata de matar a jamón sin alternativa alguna, sino de ofrecer un buen producto, bien presentado y servido y a precio equilibrado. Porque todos no tenemos los mismos prolongaron durante cerca de tres años, tras lo que se dio uso a un edificio que llevaba mucho tiempo sin ninguna utilidad.
Desde que se cerró, los vecinos y empresarios de San Roque han reclamado en varias ocasiones que se agilizaran los plazos para que volviera a funcionar, pero, de momento, la reapertura de esta alojamiento sigue sin fecha y dependerá en gran medida de cómo evolucione la pandemia en los próximos meses que se le pueda poner.
Dispone de 11 habitaciones con 62 plazas y se dotó para uso hostelero
Hgustos, pero podemos promocionar sin demasiado esfuerzo las especialidades de Extremadura. Supongo que todo esto que escribo provocará indiferencia en bastantes ciudadanos. Ahí está el resultado del concurso que convocó el ayuntamiento. Aún así, me consuela escribirlo, porque yo desayuno mucho en Badajoz, lo disfruto y sé por dónde sopla el viento en un buen número de locales. Podría alargarme más, ya confesé mi intención de no hablar del pan que se sirve -en general abominable-, pero solo intento sugerir. La oferta, buena; el servicio, de aquella manera. ¿Es tan difícil ofrecer algo más de lo mucho que producimos y tenemos por aquí?
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