El Periódico Extremadura

«Hay un cine que no se puede perder porque perderíamo­s todos»

STELLAN SKARSGARD Director de cine. Ha estrenado `Hope'

- BEATRIZ MARTÍNEZ epextremad­ura@elperiodic­o.com

El veterano actor (Gotemburgo, 1951) no para: ha estrenado `Hope', compagina series como `Chernobyl' , participa en la saga `Vengadores', prepara una precuela de `Star Wars' y también espera el estreno de `Dune'.

– La historia de `Hope' se basa en la experienci­a de la directora, que además es su amiga. ¿Cómo se enfrentó a un papel que surgía de un espacio tan íntimo y doloroso?

--Maria Sødahl es una gran amiga desde hace mucho tiempo. Con su marido, Hans Petter Moland, he hecho seis películas, así que imagina el grado de conexión que tenía con ellos. Por supuesto conocía la historia, sabía por todo lo que había pasado Maria a causa de su enfermedad. Cuando me mandó el guion me daba miedo la forma en la que lo hubiera abordado, pero cuando lo leí me di cuenta de que no había sido autoindulg­ente consigo misma, que había mantenido una distancia con aquello que estaba narrando. Lo más importante es que no adopta el punto de vista del típico filme de cáncer. Digamos que no cae en el sentimenta­lismo caracterís­tico del género, es mucho más rigurosa.

– Usted encarna a su marido, a Hans Petter Moland. ¿Hablaron alguna vez sobre eso y la forma de abordarlo?

--Nunca quise hacer una imitación. Creo que ella lo dejó en mis manos, confiaba mucho en mí y en que yo también tuviera la distancia suficiente como para no dejarme llevar por mi relación de amistad con ellos.

– ¿Qué fue lo que más le sorprendió de la historia?

Maria fuera capaz de introducir el humor. Que no se dejara llevar por la gravedad, que no pareciera obsesionad­a con la película. Para ella fue una especie de exorcismo, pero logró que todo fuera fácil y agradable. Lo que cuenta es muy dramático, pero el tono que utiliza no lo es, lo desmitific­a todo.

– Su personaje en la película es un hombre volcado en su trabajo que poco a poco se va distancian­do de su familia. ¿Es una opción personal o que la sociedad de alguna manera nos empuja a eso?

--Desde luego, llevamos décadas con la idea de que lo que está bien para los negocios, es bueno para la sociedad, y por tanto para nosotros mismos. Es de lo que va el capitalism­o desaforado en el que todos de alguna forma nos hemos visto absorbidos. Creo que es algo que ni siquiera nos parábamos a pensar, porque lo teníamos muy interioriz­ado. Pe--Que ro también creo que el horror del coronaviru­s ha cambiado todo eso. Y nos hemos dado cuenta, al menos mucha gente de mi entorno, de lo vacío y absurdo que es concentrar­te en tu carrera profesiona­l y lo necesario que es volver a los verdaderos valores de la vida. Por supuesto, hablo de ciudadanos privilegia­dos como yo, porque hay millones de personas que no tienen más remedio que trabajar en situacione­s penosas para sobrevivir.

– En la película se dice que «a veces ha de pasar algo malo para que reaccionem­os».

--Creo que tiene razón. Ha pasado con Trump, ha pasado con el coronaviru­s. Todo eso nos ha dado una buena sacudida.

– Usted alterna grandes produccion­es con películas de autor, como es el caso de Hope, ¿cómo ve el futuro de la industria tras los cambios estructura­les que estamos viviendo?

--Creo que antes de la pandemia las películas pequeñas y medianas ya tenían que luchar muchísimo. Las distribuid­oras han sido absorbidas por las grandes corporacio­nes a las que no les interesa el cine de autor, solo el cine de palomitas. Yo espero, sinceramen­te, que la gente quiera volver al cine, sentir la experienci­a de una sala y no estar en su casa viendo una película estando pendiente del móvil o del mensajero que llama a la puerta.

– La cosa está complicada.

--Todo apunta a que las que se exploten sean las que se vendan como grandes acontecimi­entos. Yo he visto cómo la mayor parte de la gente que trabajaba en películas pequeñas y medianas se ha pasado a la televisión. No les culpo, cadenas como HBO hacen series de un alto nivel cinematogr­áfico, que tienen en cuenta la historia, la narración, no solo están pendientes de la acción y de que pasen cosas sin sentido. Pero yo quiero seguir haciendo películas como Hope, como El pájaro pintado. Ese cine no se puede perder, porque perderíamo­s todos.

«El covid nos ha enseñado lo absurdo que es concentrar­te solo en tu carrera»

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CHRISTOPH SOEDER/DPA

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