Extremadura: una veintena de niñas en riesgo de ablación
Organizaciones advierten de la mutilación genital
Un rito de iniciación a la vida adulta que tiene nefastas consecuencias para la salud de las mujeres. Así definen la mutilación genital femenina (MGF) las expertas consultadas por este periódico, quienes resaltan que la práctica no es un problema de tierras lejanas ajeno a la región: aquí viven una veintena de niñas que están en riesgo de sufrirla. Esos son los datos que maneja la Fundación Wassu UAB, con once niñas contabilizadas en la provincia de Badajoz y nueve en la de Cáceres en su último informe.
Las cifras se contabilizan con datos del padrón en el que se refleja cuántas menores son de países donde se practica la ablación: «La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género aplica después una fórmula matemática en base a la prevalencia que hay de esta práctica en ese país de origen, por eso en su informe el número de niñas se podría reducir a 3,21 en Badajoz y 1,63 en Cáceres. Pero el problema es que el riesgo no depende tanto del país de origen sino del grupo étnico del que procedan, por eso nosotras, si vamos a hablar de prevención, creemos que tenemos que ir al máximo», explica Neus Aliaga, coordinadora de proyectos de Wassu.
La misma máxima suscribe Flor Fondón, presidenta de la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura: «Nosotras hablamos de población de riesgo y en esa estimación contabilizamos a unas 600 personas porque también incluimos a la familia», cuenta. «Hay que sensibilizar a todo el núcleo familiar, a los padres y a las madres para prevenir e intervenir», añade.
La etnia
El conteo de Fondón coincide con los datos del padrón, que señalan que en Extremadura viven más de 600 ciudadanos de países con MGF, 200 de ellos son mujeres. Senegal, Kenia y Nigeria son los principales países de procedencia, pero Fondón corrobora el argumento de Aliaga: «Que sufran la práctica no depende tanto de la nacionalidad como de la etnia, algo imposible de contabilizar», argumenta.
Fondón confirma que desde su asociación han conocido a mujeres que han sufrido la ablación: «Lo hemos sabido tras establecer una relación de confianza el tiempo. Es un tabú dentro de su cultura y un estigma fuera de ella. Debemos darle una perspectiva amplia y no cerrarnos a calificarlo de `salvaje' sin más», pide. «Es una práctica tabú para las mujeres y también para los profesionales. Hay que establecer un diálogo para la prevención y para priorizar la atención a las que lo han sufrido», apostilla Aliaga.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la ablación como «todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos». Pero, ¿qué consecuencias tiene para una mujer? Lo explica desde el punto de vista médico la doctora Miriam Al Adib, ginecóloga y obstetricia: «Hay diferentes tien pos de mutilaciones: bien se amputa el clítoris, también se puede amputar el clítoris y los labios o, incluso, además de todo eso, se cose la obertura vaginal», detalla. «En todas ellas hay unas consecuencias físicas: en primer lugar por la propia intervención, ya que se practica sin un mínimo de asepsia ni higiene, y en la misma intervención pueden sufrir hemorra