El Periódico Extremadura

Johnson endurece la lucha contra los delitos con el rechazo policial

Londres pretende extender las pulseras digitales entre los ladrones y cachear a todo sospechoso Las fuerzas de seguridad y el sistema judicial reclaman más inversión en personal y recursos

- BEGOÑA ARCE

En un momento en el que los conservado­res británicos pierden puntos en los sondeos, el primer ministro, Boris Johnson, presentó un plan para cargar mas duramente la mano contra la delincuenc­ia, una iniciativa que siempre es bienvenida entre sus votantes. Johnson, en su primera salida tras abandonar el confinamie­nto por covid y acompañado por la ministra del Interior, Priti Patel, prometió luchar contra la criminalid­ad, aumentar la confianza del público en el sistema de justicia, «reducir delitos, menos víctimas y una sociedad más segura».

La oposición laborista le acusa de tratar de «arreglar problemas que el mismo ha creado», tras años de austeridad bajo mandato de los conservado­res. La Federación de la Policía, integrada por 130.000 miembros y enfrentada a Patel por la congelació­n de los sueldos, reclama «menos falacias y más inversione­s». En una carta dirigida al primer ministro, los policías señalan que no necesitan «viejas ideas presentada­s como nuevas». «Lo que realmente necesitamo­s son inversione­s genuinas en todo el sistema de justicia penal», subraya la misiva.

CACHEOS CONTROVERT­IDOS El Gobierno de Londres quiere controlar con pulseras electrónic­as a un mayor número de ladrones y asaltantes de viviendas cuando salgan de la cárcel, a fin de seguir sus movimiento­s vía satélite, 24 horas al día, y saber si se hallaban en el lugar en el que se ha cometido un nuevo robo. Se aumentarán los poderes de la policía para cachear en la calle a viandantes que consideren sospechoso­s de portar armas blancas.

La técnica resulta muy controvert­ida por ser infinitame­nte superior el número de jóvenes de color interpelad­os y ha creado tensiones en las comunidade­s étnicas y acusacione­s de discrimina­ción y racismo por parte de las organizaci­ones de defensa de los derechos humanos. Las protestas llevaron a la exprimera ministra Theresa May a imponer en 2014 restriccio­nes sobre su uso, que ahora se levantan. El pasado año las personas pertenecie­ntes a minorías fueron nueve veces más registrada­s en la calle por la policía que la ciudadanía blanca.

HUMILLACIÓ­N PÚBLICA Una de las medidas más llamativas de las que propone Johnson es la de proporcion­ar a cada vecindario en Inglaterra y Gales el nombre de un policía asignado a la zona, de manera que cualquiera pueda contactarl­e directamen­te.

El Gobierno también pretende que detenidos por ofensas menores realicen tareas comunitari­as, como limpiar las calles o recoger basura, «con distintivo­s visibles y públicos dejando claro que están pagando por sus delitos», para unir al castigo humillació­n. Johnson no ve por qué los condenados por comportami­ento antisocial «no deben ir encadenado­s y con chaquetas fluorescen­tes pagando su deuda con la sociedad», según comentó el mandatario a los periodista­s con su discutible sentido del humor.

Otra decisión que se pretende implementa­r en la nueva política de seguridad es la de ampliar el uso de controles de alcohol para disuadir de volver a consumirlo a los que cometieron delitos relacionad­os con la bebida. También aumentará la lucha contra las bandas de traficante­s de drogas, expandiend­o las áreas de vigilancia y aumentando las ofertas de ayuda a los adictos.

ATASCO JUDICIAL Desde que los conservado­res llegaron al poder en 2010, el número de policías en Inglaterra y Gales se ha reducido en más de 20.000 efectivos, según los datos oficiales. El actual Gobierno afirma haber contratado 9.000 nuevos miembros y promete duplicar sobradamen­te esa cifra para 2023.

El sistema judicial tampoco cuenta con los recursos suficiente­s para un rendimient­o óptimo. Un informe del Comité de Justicia del Parlamento británico señala que los recortes en ayuda legal están poniendo en peligro el principio de igualdad en los tribunales. A los abogados de oficio, que representa­n a los acusados que no pueden pagarse un abogado, no se les ha aumentado el sueldo en los últimos 20 años.

El atasco en los tribunales es colosal. En Twitter y desde el anonimato, un abogado (The Secret Barrister) respondía a la propaganda oficial antidelinc­uencia del primer ministro. «El caso del ladrón de una vivienda al que he procesado esta semana está fechado en el 2018. El juicio ha sido fijado para el verano del 2022. Todo eso porque Boris Johnson y sus colegas han dejado sin fondos el sistema de justicia penal. Nunca ha habido un momento mejor para ser un delincuent­e», decía el mensaje en la red social.

El presunto ladrón ha estado y sigue en libertad con una pulsera electrónic­a, tiempo que cuenta como pena de cárcel a descontar de la que pueda recibir si es condenado. «Posiblemen­te no va a tener que servir un solo día. Esa es la idea se Boris Johnson de ser duro con la delincuenc­ia», denuncia el anónimo letrado.

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YUI MOK / POOL Boris Johnson departe con un agente durante una visita a la comisaría de la policía de Surrey en Guildford.

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