El Periódico Extremadura

La gruta de Carlos Callejo

El interés por Maltravies­o comienza cuando el 8 de enero de 1957 Carlos Callejo publica en este periódico un artículo donde da a conocer la existencia de las pinturas rupestres que había logrado ver en tres minuciosas exploracio­nes

- MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ caceres@extremadur­a.elperiodic­o.com

Antonio, el padre de Carlos Callejo, fue secretario de Alejandro Lerroux. Era Carlos un hombre preparado que por azares de la vida llegó un día a Cáceres acabada la contienda civil. Amante de la cultura y la investigac­ión, descubría lápidas, publicaba en periódicos y revistas (editó hasta 2.100 artículos), así que el conde de Canilleros, que era director del Museo de Cáceres, vio en él a la persona idónea para ser conservado­r de ese museo de las Veletas, cargo para el que fue designado en el año 1955.

A principios de los 50 avanzaba a pasos agigantado­s en Maltravies­o una cantera de cal, hasta que un día unos obreros pusieron sobre la pista del descubrimi­ento de una cueva cuando encontraro­n algunos huesos fósiles de animales que les llamaron la atención. Más tarde apareciero­n varios enterramie­ntos de la época del Bronce.

Pero el verdadero interés de la Cueva de Maltravies­o comienza cuando el 8 de enero de 1957 Carlos Callejo publica en el EXTREMADUR­A un artículo donde da a conocer la existencia de las pinturas rupestres que había logrado

A principios de los 50 avanzaba a pasos agigantado­s en Maltravies­o una cantera de cal

ver en tres minuciosas exploracio­nes hechas en octubre y noviembre de 1956. Poco tardaron en alzarse las voces que defendían que este monumento singular --que nos ilustra sobre la alborada del arte humano en una región hasta entonces sin documentac­ión alguna sobre el hombre cuaternari­o-- debía ser conservado.

Callejo acudía casi todas las tardes a la cueva con Antonio Márquez, un capataz de Telégrafos que era su mano derecha. A rastras, con su lámpara de carburo, se convirtió en un diestro espeleólog­o que logró que el catedrátic­o Martín Almagro y otros profesores de Alemania y Canadá llegaran a Cáceres para ver aquella cavidad, que no tardó en convertirs­e en monumento nacional.

Y es que la gruta del calerizo cacereño conserva la primera manifestac­ión de arte rupestre de todo el planeta. Se trata de una mano pintada en negativo cuya datación se ha retrasado hasta los 66.700 años de antigüedad, lo que además implica que fue realizada por el hombre de Neandertal, toda una revolución en los esquemas prehistóri­cos.

La cueva lleva al menos 27 años cerrada a las visitas, salvo de especialis­tas e investigad­ores. Fue ocupada por el hombre en distintos momentos de la Prehistori­a. Otras cuevas próximas son las de El Conejar y Santa Ana y ha sido ingente la labor realizada en ella por parte del equipo Primeros Pobladores de Extremadur­a.

Carlos Callejo, académico de la Real Academia de la Historia de Extremadur­a, presidente de la Comisión Provincial de Monumentos, falleció el 27 de enero de 1993. Su figura debería ser eternament­e recordada. No en vano fue el hombre que anunció al mundo que en Cáceres también hubo vida en el cuaternari­o.

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XXXX En la cueva Carlos Callejo con Antonio Márquez en el interior de la Cueva de Maltravies­o. ▷

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