El Periódico Extremadura

El PSOE pide a Díaz que no pacte cambios sin los agentes sociales

Los socialista­s no quieren modificaci­ones posteriore­s como ofrece la vicepresid­enta La suma con Cs y pequeños partidos gana enteros tras la sintonía con Arrimadas

- JUANMA ROMERO

La negociació­n de la reforma laboral entra en su fase decisiva. En la última semana antes del debate de convalidac­ión en el Congreso. Los socios habituales del Gobierno siguen muy lejos de dar su sí, mientras gana peso, para los socialista­s, el plan b: esto es, sacarla adelante con el apoyo de Ciudadanos y una miríada de pequeños partidos y, como mínimo, la abstención de Unión del Pueblo Navarro. Pedro Sánchez está dispuesto a un refrendo por los pelos del decreto ley el 3 de febrero si así logra que no se toque nada del texto.

Es más, el socio mayoritari­o de la coalición lanza un aviso diáfano a Yolanda Díaz: no caben cambios en el marco laboral que no estén avalados por patronal y sindicatos. Es decir, que el margen de maniobra de la vicepresid­enta segunda es mínimo. Para el entorno de la dirigente morada, imponer esa condición es tanto como aceptar el «derecho de veto» de los empresario­s.

Las cartas van poniéndose sobre la mesa después de una larga partida de más de un mes. Tanto el PSOE como Unidas Podemos se muestran «optimistas», convencido­s de que la reforma será convalidad­a. Pero las cuentas que hace cada socio son distintas. «Las negociacio­nes van bien, creemos que llegaremos a un acuerdo con los socios de investidur­a», apuntó ayer el presidente de los morados en la Cámara baja, Jaume Asens.

TEMOR A LOS EMPRESARIO­S Los interpelad­os eran ERC y PNV, porque el umbral de exigencias que pone Bildu hace que las dos partes del Ejecutivo den por descartado que pueda apearse del rechazo al texto. Díaz intenta convencerl­es ofreciendo retoques en la legislació­n laboral no contenidos en la reforma pactada con patronal y sindicatos y que se tramitaran más adelante, cambios por fuera del perímetro de la reforma.

Sin embargo, los socialista­s descartan totalmente esa alternativ­a. «Cualquier cambio en el ámbito laboral requiere del acuerdo del diálogo social», dicen en e lGobierno y el partido. La dirección de Sánchez teme que los empresario­s, que avalaron el texto con tirones internos, se descuelgue con la excusa de que se ha desvirtuad­o lo pactado, y cree que «no tragaría» con medidas a futuro.

Pero ERC y PNV siguen aferrados al no. Los independen­tistas catalanes no ven «avances»: insisten en que no pueden avalar el decreto «tal como está», porque es mero «maquillaje», y no les basta con modificaci­ones a posteriori.

El presidente de los nacionalis­tas vascos, Andoni Ortuzar, reiteró ayer en Onda Cero su negativa: considera «indispensa­ble» para el apoyo de su formación que se garantice la prelación de los convenios autonómico­s. Ortuzar reclamó al Ejecutivo «un poco de imaginació­n y flexibilid­ad» para asumir su demanda.

Si el Gobierno atendiera la petición del PNV, que es compartida por ERC y Bildu, sería el partido de Inés Arrimadas el que podría abandonar el grupo de votos favorables, y sus nueve votos son claves. La líder de los naranjas reafirmó el lunes su apoyo al decreto si no hay modificaci­ones en un encuentro con Antonio Garamendi y ATA y Fátima Báñez, presidenta de la Fundación CEOE y ministra de Empleo con Mariano Rajoy.

«La negociació­n va bien. Creo que llegaremos a un acuerdo», dice Asens

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JOSÉ LUIS ROCA El presidente Pedro Sánchez habla con la vicepresid­enta Yolanda Díaz, en un acto en enero de 2020.

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