Hidalgo, la candidata fallida
El 4% dan a la aspirante socialista unas intenciones de voto de entre el 2% y de la izquierda y su imagen parisina lastran su carrera hacia el Elíseo
A la socialista Anne Hidalgo se le está poniendo cara del personaje bíblico Job. Su campaña para las presidenciales francesas de abril se ha convertido en un camino de espinos. Una senda empinada que empuja al Partido Socialista (PS) hacia su peor resultado en la historia de la Quinta República.
Los últimos sondeos dan a la aspirante del PS unas intenciones de voto raquíticas (2%–4%). Cuando anunció sus ambiciones presidenciales en septiembre, a la alcaldesa socialista de París ya le esperaba una tarea ardua: lograr remontar el vuelo de la decadente socialdemocracia francesa, cuyo candidato solo obtuvo el 6% de los sufragios en las presidenciales de 2017. Pero tras cinco meses de una campaña insípida y errática, los socialistas están en una situación crítica. En las últimas semanas se han acentuado las tensiones internas entre el equipo de Hidalgo y la dirección del partido, acusada de planear una retirada de su candidatura para apoyar al verde Yannick Jadot o a Christiane Taubira, la exministra de Justicia de François Hollande.
«A los profetas de la desgracia que quieren que nos resignemos ante las dificultades […], les digo: ¡Ni en vuestros sueños!», aseguró Hidalgo el pasado sábado en un mitin en Aubervilliers al que asistieron unas 1.000 personas. Impulsado como su primer gran acto de campaña en la capital francesa, fue un fiel reflejo del Titanic en que se ha convertido su candidatura. Decenas de sillas quedaron vacías.
«Paga el fracaso de los gobiernos socialistas entre 2012 y 2017», afirma un politólogo
Identidad socialista
«Todos se han puesto de acuerdo para apartarnos […] y silbar el final del partido sin que ni siquiera haya empezado. […] Sueñan con unas elecciones sin los socialistas», afirmó Hidalgo . Dedicó buena parte de su discurso a defender la identidad socialista. Una estrategia de resistencia lógica en estos momentos difíciles, pero que contrasta con la que utilizó para su reelección en las municipales de 2020. Entonces, se impuso con comodidad (48% de los votos) a través de una plataforma ciudadana, llamada París en Común –un guiño a los comunes de Ada Colau–, en que los símbolos socialistas quedaron relegados en beneficio del verde.
Las dificultades actuales «no se deben tanto a la figura de Hidalgo, sino a los dirigentes del PS, incapaces de llevar a cabo
De origen español una verdadera reflexión», apunta el politólogo Jean Petaux. «Está pagando el precio del fracaso de los gobiernos socialistas entre 2012 y 2017. Ella no se ubica suficientemente en la franja izquierda del PS como para distanciarse de Hollande y encarnar una renovación de la socialdemocracia», sostiene Frédéric Sawicki, profesor de Ciencias Políticas en la Sorbona.
Tampoco le ayuda que «no es demasiado conocida más allá de París», así como «su imagen de una dirigente muy parisina que está contra los coches», añade este experto en la socialdemocracia. «Está dándose un Hidalgobashing, un sexismo latente contra ella», lamenta Gaston Laval, militante socialista, sobre la alcaldesa de la capital francesa que nació en San Fernando (Cádiz) en el seno de una familia republicana y emigró a Francia siendo una niña.
Posición errática
Tras ser defenestrados del Elíseo, los socialistas se han dedicado a resistir a nivel local. Gobiernan en cinco regiones y en numerosas municipalidades, entre ellas París y Marsella, las dos principales ciudades del país. Sin embargo, han sido incapaces de remediar su declive en el tablero nacional.
En las europeas de 2019 apenas obtuvieron el 6% de los votos. El número de militantes del partido se ha reducido en los últimos cinco años, pasando de 111.000 en 2016 a 22.000 en el presente. También ha lastrado las ambiciones de Hidalgo su posición errática sobre la necesidad de organizar unas primarias de la izquierda. Tras proponer en diciembre una votación interna de este tipo, cambió de opinión un mes después, tras la negativa del verde Jadot de participar en ella.
Entre hoy y el domingo tendrá lugar la llamada primaria popular. Unas 467.000 personas se han inscrito en este extraño proceso en que se someterá a votación a los principales candidatos de la izquierda, aunque tres de ellos (Hidalgo, Jadot y Jean-Luc Mélenchon) dijeron que no deseaban participar. La favorita es Taubira y un mal resultado de Hidalgo aumentaría la presión para que abandone la carrera hacia el Elíseo. En medio de este panorama, se han multiplicado estos últimos días los rumores de una posible candidatura del expresidente Hollande. Aunque parece una hipótesis poco plausible, refleja el hecho de que el PS acude a los comicios presidenciales sin haber hecho los deberes. Y puede pagarlo con una debacle electoral.
Starmer y Johnson se enzarzaron en otro intercambio de acusaciones y recriminaciones, con argumentos que han venido repitiéndose en las últimas semanas. Johnson quiso mostrarse lleno de ardor guerrero, listo para la lucha, ante la audiencia que más le interesaba: la de sus propios diputados, en cuyas manos está el forzar una moción de censura contra su liderazgo.
Starmer recordó que el día anterior la Policía Metropolitana había anunciado una investigación de lo ocurrido en Downing Street y acusó a los conservadores de haber hecho un daño inmenso a la confianza de los ciudadanos. «El primer ministro y el Gobierno sólo han mostrado desprecio hacia la decencia, honestidad y el respeto que merece este país». Johnson adoptó el papel de estadista y enfatizó que se halla muy ocupado respondiendo a la situación de crisis de Ucrania. A eso añadió la ya habitual retahíla de éxitos del Ejecutivo.
«A los profetas de la desgracia, les digo: `Ni en vuestros mejores sueños'», asegura Hidalgo