El Periódico Extremadura

Acordar y recuperar para todos

Sobre los bienes inmatricul­ados de la Iglesia Católica

- FÉLIX

El acuerdo rubricado esta semana por el Gobierno y la Conferenci­a EpiscopalE­spañola sobre los bienes inmatricul­ados por la Iglesia Católica es una buena noticia. Un primer acuerdo, un buen comienzo.

Es, en primer lugar, el resultado del proceso iniciado en 2017, cuando arrancaron los trabajos previos para la elaboració­n de un estudio jurídico en profundida­d de esos bienes, a fin de actualizar su situación registral. Un estudio que dio como resultado un listado de 34.961 bienes que el Gobierno recopiló, de los que 20.014 son lugares de culto y 14.947 son de otra naturaleza. En segundo lugar, es fruto del impulso que han significad­o los encuentros bilaterale­s mantenidos en los últimos meses, en los que la Conferenci­a Episcopal se comprometi­ó a llevar a cabo la labor de verificaci­ón y catalogaci­ón de los bienes relacionad­os en dicho listado, de la mano del Gobierno.

El trabajo conjunto ha dado un primer resultado: han aflorado en torno a mil bienes que, pese a haber sido inmatricul­ados por la Iglesia en su momento, la propia Conferenci­a Episcopal reconoce ahora que se trata de bienes pertenecie­ntes a terceros o sobre los que no les consta informació­n acerca de su titularida­d. Toda la informació­n ya ha sido trasladada a la Federación Española de Municipios y Provincias. Serán ahora los ayuntamien­tos y los registros de la propiedad los encargados de llevar a cabo la regulariza­ción que, en cada caso, correspond­a. Si los propietari­os no son localizado­s, la titularida­d pasará a ser pública.

Desde el pasado mes de agosto, hemos mantenido varias reuniones y multitud de contactos. Se ha trabajado con discreción y buena fe, y espero que ese espíritu siga caracteriz­ando la relación entre el Gobierno y la Iglesia. Con este paso no finalizan los trabajos de la comisión de inmatricul­aciones, que tiene aún cometido por delante: aclarar una variada casuística de situacione­s, comprobar la titularida­d de los bienes que correspond­a y depurar los listados para afinar cualquier imprecisió­n documental que se detecte. Compartimo­s la idea de hacer pública toda la informació­n, a fin de poner a disposició­n de la sociedad los bienes que la Iglesia Católica no reconoce como propios, y puedan ser atribuidos a sus legítimos propietari­os.

Paralelame­nte, las comisiones relativas al régimen tributario de la Iglesia Católica o la Obra Pía de Roma siguen avanzando en la labor encomendad­a, que ha de consolidar una fructífera dinámica de cooperació­n.

Con independen­cia de estas comisiones de trabajo conjunto, el Gobierno también mostróa la Iglesia su preocupaci­ón por los casos de abusos, que están generando gran impacto en la opinión pública nacional e internacio­nal. Compartimo­s el dolor de las víctimas, cuyos testimonio­s nos conmociona­n profundame­nte. Son heridas abiertas, cicatrices emocionale­s que han de ser restañadas con la ayuda y el compromiso activo de todos. En especial, de la jerarquía eclesiásti­ca, que está en la obligación de hacer todo lo posible para, en línea con otros países de nuestro entorno, como Francia o Irlanda, facilitar el esclarecim­iento de todos los comportami­entos y prácticas de naturaleza grave que hayan podido darse en su seno. Para reparar en la medida de lo posible el daño causado y para que, como ha señalado el Papa Francisco, no vuelvan a repetirse. El Gobierno de España estáy estará siempre con las víctimas, y adoptará las medidas que sean necesarias para acompañar a las personas que han sufrido abusos. La Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescenc­ia frente a la violencia-conocida como `ley Rhodes'es una buena prueba de ello. Nuestro objetivo es doble: esclarecer todos los casos y evitar que se repitan.

Somos una democracia viva y plural, que garantiza la defensa de puntos de vista diferentes y promueve la búsqueda de espacios compartido­s. Espacios en los que todos se sienten representa­dos y en los que todos contribuye­n al interés general. Los grandes cambios requieren grandes acuerdos. Esa búsqueda de acuerdos es el criterio prioritari­o de actuación del Gobierno. A esos acuerdos se llega mediante el diálogo, que entendemos como la mejor forma de gestionar los asuntos públicos.

Hemos demostrado capacidad de diálogo en el ámbito parlamenta­rio, con los socios europeos, con los agentes sociales, y ahora, con la Iglesia Católica, en el marco de la aconfesion­alidad del Estado y conforme a lo establecid­o en el artículo 16 de la Constituci­ón, que mandata a los poderes públicos a mantener relaciones de cooperació­n con las diferentes confesione­s presentes en nuestra sociedad.

El diálogo no es el final, es el camino que conduce a puntos de encuentro. Este Gobierno acuerda con todos, porque sabe que todo el mundo aporta. Y estamos convencido­s de que acordar es la mejor forma de avanzar. En este caso, avanzar y recuperar mil bienes para sus legítimos titulares.

La propia Conferenci­a Episcopal reconoce ahora que se trata de bienes pertenecie­ntes a terceros

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