Las escaleras de la controversia
La reforma en Alzapiernas nació ya acompañada de controversia. El proyecto se remonta a 2016 cuando se estudió una opción para mejorar la accesibilidad en una calle del entorno monumental con una arquitectura complicada, que contaba además con la particularidad de que recibía al día una gran cantidad de turistas ya que es uno de los acceso por Obispo Galarza. Se barajaron varias opciones, entre ellas, un ascensor que uniera Moret con Parras, y la segunda, la que finalmente se adoptó, la instalación de unas escaleras mecánicas.
En 2018, con Elena Nevado en el gobierno municipal, el proyecto con 500.000 euros de presupuesto se presentó en un acto en el que estuvieron presentes la propia alcaldesa y los concejales populares Víctor Bazo y María Guardiola. Ya desde ese momenprimer to generó el rechazo de grupos políticos en la oposición y de colectivos que aseguraban que ese proyecto no solventaría los problemas de la calle. Ante esta postura, Nevado defendió que «no existía alternativa viable para que pudiera garantizar un acceso universal» y que era preferible favorecer la accesibilidad de miles de personas a no hacer nada.
Los trabajos arrancaron al año siguiente aunque se vieron temporalmente interrumpidos. En lugar, porque días después del inicio de las obras, apareció una canalización de agua de principios del siglo XX y la demora en la burocracia hasta que la Junta permitió retirarla retrasó la fecha de finalización prevista en abril. Fue entonces cuando los negocios iniciaron su batalla y criticaron que no estuviera terminada en temporada alta del turismo y por este motivo, se construyó una plataforma temporal. Ya en junio volvieron a reanudarse las tareas y en verano se instalaron las escaleras.
Se abrió al público en septiembre aunque las escaleras no llegaron a funcionar hasta casi un mes después. La inauguración fue accidentada, dos mujeres se cayeron y sufrieron lesiones. Tras este periplo, se encargó depurar responsabilidades pero se descartó finalmente para evitar «la caza de brujas».
La obra aprobó en 2018, arrancó un año después y se paralizó hasta tres veces por imprevistos