Los políticos de Ucrania `firman' una tregua ante la amenaza rusa
El expresidente Poroshenko, acusado de traición, regresa a su país El juez deja al exjefe de Estado en libertad para evitar agravar la crisis
La posibilidad de un ataque procedente de Rusia ha sosegado, al menos de momento, a la agitada política interior en Ucrania, caracterizada desde siempre por la división y las luchas cainitas. Las más prominentes figuras y fuerzas políticas del país eslavo han firmado una suerte de tregua que ha permitido incluso a Petró Poroshenko, predecesor de Volodímir Zelenski en la presidencia y acusado de traición, regresar a Kiev y evitar por el momento la cárcel. Se trata de un cese de hostilidades «temporal», según Yevhén Fedchenko, periodista y analista local, que muy bien podría reanudarse en cuanto la amenaza militar se disipe y las aguas regresen a su cauce.
Si el exjefe del Estado ucraniano, que aún cuenta con un apoyo significativo entre la población, calculó que en su retorno nadie se atrevería a meterle en prisión en un momento tan crítico para el país, acertó de pleno. Un juez del tribunal del distrito de Perchesk, en Kiev, rechazó hace unos días la
A China le inquieta que una guerra le robe los focos durante sus inminentes Juegos Olímpicos. Atiende al conflicto ucraniano, por lo demás, con la tranquilidad del que no se juega nada, sin riesgo de salpicaduras y con el desgaste estadounidense y el fortalecimiento de los lazos con Rusia como ganancias.
De China no se espera más que contemple el conflicto desde el asiento trasero. Su diplomacia, frente a un contexto global petición de arresto de la fiscalía, aunque le ordenó entregar su pasaporte y limitar sus movimientos a la capital. Las acusaciones que pesan sobre él –venta de minerales a las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk– son graves, equivalen a traición, y caso de ser condenado, podría ser sentenciado a 15 años de cárcel.
«Meterle en la cárcel hubiera provocado una grave crisis interna, con gente saliendo a la calle para protestar en plena amenaza rusa; además, hubiera incluso generado criticas entre nuestros aliados extranjeros», detalla Fedchenko. Este analista no alberga duda alguna de que el propio Zelenski se involucró personalmente en conseguir un veredicto favorable a la puesta en libertad. «Transcurrió mucho tiempo entre el regreso y la decisión del juez de no arrestarle», destaca con sospecha este experto.
La polarización ha sido y es una de las marcas de la casa en la política doméstica en Ucrania. Ya antes del triunfo de la revolución de Maidán, hace ya casi ocho años, ha sido una tradición que durante polarizado y fragoroso, ha subrayado su principio de no injerencia en asuntos internos y recomendado el diálogo a las partes para solucionar las diferencias entre otras manidas banalidades. Sus apegos han quedado más claros en la charla que mantuvieron ayer Wang Yi, ministro de Exteriores chino, y su homólogo estadounidense, Antony Blinken. Wang le animó a jubilar la mentalidad de la guerra fría, a tomarse en serio las reclamaciones rusas y a dejar de justificar la expansión militar en nombre de su seguridad. el mandato de un presidente concreto se juzgue o se persiga a sus predecesores, rivales políticos y hasta sus partidarios. Así sucedió entre Víktor Yanukovich y Yúlia Timoshenko, condenada en 2011 a siete años de cárcel por abuso de poder, o entre Yanukóvich y el exjefe del Estado Leonid Kuchma, acusado del asesinato de un periodista también en el mismo año.
Los elevados niveles de corrupción en el país, que ocupa el 122º puesto sobre un total de 180 en la lista de estados elaborada por Transparencia Internacional, favorecen la apertura de casos criminales. En opinión de Yevhen Mahda, director del Instituto de la Política Mundial, todo lo sucedido en torno a Poroshenko
«China está a la expectativa y no cambiará su actitud neutral aunque es indudable que es más comprensiva con Moscú. Esa afinidad es por ahora una frontera indefinida. Rusia mostrará su cercanía a China en los Juegos y esta podría corresponderla, quizá con declaraciones de apoyo o algún gesto político, pero está claro que en el ámbito militar no quiere saber nada», dice Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China.
El incendio ucraniano ha desviado la atención estadounidense hacia Rusia y proporcionado un
después de su derrota electoral demuestra, que pese a sus promesas de luchar contra la corrupción y actuar de forma diferente, «la élite política que llegó al poder en 2019 no es nueva» y recurre a los mismos tics y comportamientos de sus predecesores.
La pregunta que se hacen los analistas es si la aparición del enemigo externo va a favorecer los consensos y una nueva forma de hacer política. «Depende», responde Fedchenko. «Hay que reforzar las instituciones, profesionalizarlas» para evitar que éstas se conviertan en un arma arrojadiza de quien detenta el poder contra sus rivales. Eso sí. Mantiene su escepticismo respecto al comportamiento de los políticos, «siempre luchando entre sí».
En Pekín respiro a China cuando Biden perseveraba en la hostilidad de Trump. La pulsión belicista de Washington da treguas periódicas a Pekín, que disfrutó de una década de sosiego tras los ataques del 11
La disputa con Rusia podría tener otro efecto colateral en el ámbito de la política interior ucraniana: el hundimiento de las fuerzas políticas prorrusas en Ucrania, que aún participan en elecciones y cuentan con representación parlamentaria, y que acabarían convirtiéndose en marginales o extraparlamentarias.
«En la actualidad, los partidos políticos prorrusos reciben el apoyo del 10% o el 15% de la población. En caso de una agresión serán aún más impopulares. Desde 2014, la anexión de Crimea y los sucesos en Donbás, carecen de capacidad para ganar unas elecciones presidenciales; por esta razón, Rusia debe buscar otros métodos para intentar ejercer su influencia», sentencia Mahda.
S. El exuberante auge chino es explicado por muchos analistas por aquel periodo en el que EEUU se enredó en Oriente Medio y desatendió asuntos más capitales.
Las relaciones chinorusas nunca han sido mejores, repiten las dos partes. La delegación rusa de 500 personas a los Juegos de Pekín compensará los boicots de EEUU, Reino Unido, Canadá y Australia. Es seguro que Xi y Putin enfatizarán su «vieja amistad» y prometerán fortalecer su colaboración. Su comercio bilateral encadena récords: rozó los 150.000 millones de dólares en 2021 tras un aumento anual del 35% y planean alcanzar los 200.000 millones en 2024. La geopolítica ha engrasado los intercambios en general y el suministro de gas en particular.