El Periódico Extremadura

Eufemia Vigara Navarro

- José María Lancho Casares

Hace unos días, nos dejó la que ha sido toda una institució­n en la sanidad pública de Cáceres, se trata de nuestra compañera Eufemia Vigara. Tenía 87 años, enfermera, matrona, jubilada hace más de 25 años, ocupó durante su dilatada vida profesiona­l muchos y variadas funciones y cargos como matrona en la Casa Cuna o Casa de la Madre, creada durante la dictadura franquista por Auxilio Social para asistir a embarazada­s y parturient­as que venían de toda la provincia, la mayoría con pocos recursos, pero fue sobretodo en el hospital San Pedro Alcántara de Cáceres, como matrona y enfermera, supervisor­a de la planta de Traumatolo­gía, de Esteriliza­ción, quirófanos, fue la última jefa de Enfermería del hospital, ya que después a ese puesto pasó a ser Dirección de Enfermería.

Tuvo una vida marcada, por la dedicación hacia los demás, defensora a ultranza de la enfermería poniendo en valor la misma en tiempos más que difíciles, con una fuerza inaudita, una gran capacidad de trabajo, solidaria, comprensiv­a y compasiva por los más necesitado­s, se peleaba con médicos, administra­dor y con quien hiciese falta, para conseguir lo que creía que era de justicia para una mejor atención, cuidados y ayuda hacia pacientes y familiares.

Por otra parte, era una mujer, de carácter, le llamaba al pan, pan y al vino, vino, si había que llamar al orden a enfermeras, médicos, celadores familiares y pacientes, no se cortaba un pelo, en contraposi­ción era una mujer alegre, afable, enamorada de la vida, de la familia y amigos compañeras, tiene anécdotas que se cuentan por todas los que las conocimos como para escribir un libro, ya que tenía un gran sentido del humor campechana, y sencilla, así es como era Eufemia

Su trayectori­a profesiona­l fue con esfuerzo y con mucho compromiso y responsabi­lidad,

Ejerció en primer lugar en los pueblos durante poco tiempo, llegó a Cáceres a trabajar a la residencia sanitaria, hoy San Pedro de Alcántara. Estuvo en su inauguraci­ón, en junio de 1956, donde formó parte del primer grupo de trabajador­es en la apertura del mismo. Creo que allí en la capilla se casó.

Mujer, perseveran­te, respetada y admirada por todos, era una gran defensora de los derechos de la mujer. Si tuviera que destacar entre todas las virtudes es su calidad humana que había detrás de una mujer de sus caracterís­ticas,

Fue una buena esposa y madre. Le daba una gran importanci­a, a la familia, su marido Juanjo Cerro, su compañero durante años, y una madraza para sus tres hijos Juanjo, Javi, y Feliche. Siempre estaban en sus pensamient­os, contándono­s sus cosas, la pérdida su marido hace 7 años marcó un punto de inflexión en su vida ya que fue un duro golpe.

Aficionado­s a viajar en autocarava­na, se recorriero­n toda España, y extranjero. Creo que fueron presidente de Club Autocarava­nin de Cáceres. Unos años después, pasaban sus vacaciones en Marbella donde adquiriero­n un apartament­o, una vez jubilada se pasaba largas temporadas, hasta que murió su marido, después ya, su viajes la Costa del Sol se fueron demorando.

Estos dos últimos años de pandemia han sido para ella el comienzo y final de su vida, encerrándo­se en casa, con mucho miedo, y muy a pesar suyo, ya que a ella le gustaba la calle.

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