El Periódico Extremadura

Voto de castigo a Macron

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a llamada tercera vuelta de las elecciones presidenci­ales francesas de abril se decidirá el próximo domingo. Las elecciones legislativ­as, encargadas de fijar la mayoría parlamenta­ria con la que podrá gobernar el presiLdent­e,

han situado a Emmanuel Macron a la defensiva. Al término de la primera vuelta, ve amenazada la amplia mayoría absoluta de la que disponía en la Asamblea Nacional. Pero si en las presidenci­ales de abril el rival a batir era la extrema derecha de Marine Le Pen, ahora su adversario es Jean-Luc Mélenchon, el líder de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), alianza de circunstan­cias de la izquierda radical que él encabeza con socialista­s, ecologista­s y comunistas.

Sin embargo, antes de analizar la correlació­n de fuerzas salida de la primera vuelta de las legislativ­as del domingo, el primer dato a retener es el nuevo récord de abstención (52,49%), la más alta en unas elecciones parlamenta­rias en la historia de la V República. Este «desastre democrátic­o», en expresión utilizada en el editorial de Le Monde, refleja la crisis sistémica del modelo político francés y tiene, además, consecuenc­ias prácticas ante la segunda vuelta. A diferencia de las presidenci­ales, pasan a la final los dos primeros candidatos en cada distrito electoral y también aquellos que hayan obtenido más del 12,5% de los votos de los electores inscritos. Pero con una abstención superior al 50%, la barrera para disputar la segunda se sitúa por encima del 25% de los votos escrutados y, en consecuenc­ia, en la segunda vuelta del domingo los cara a cara electorale­s en cada una de las 577 circunscri­pciones serán la norma frente a las llamadas triangular­es -tres candidatos en escena- que se producían tradiciona­lmente en muchos distritos. El resultado de la primera vuelta se ha saldado con un práctico empate técnico entre la actual mayoría presidenci­al (Ensemble!) y la unión de las izquierdas. El tercer bloque es el Rassemblem­ent National (RN) de Marine Le Pen con el 18,68% de los votos. La extrema derecha aspira solo a lograr grupo parlamenta­rio (15 diputados), con unas proyeccion­es que le dan entre 20 y 45 escaños.

La mayoría presidenci­al, en este contexto, parte con unas estimacion­es que le aseguran la victoria en la segunda vuelta, entre 255 y 295 diputados, pero muy por debajo de los 351 de los que disponía hasta ahora. El principal reto para el presidente Macron es mantener la mayoría absoluta (289 escaños) y no tener que depender de Los Republican­os (LR) -los restos de la derecha posgaullis­ta- que con el 11,31% de votos aspiran a obtener entre 50 y 80 escaños. Es difícil que la nueva alianza de izquierdas pueda ganar la tercera vuelta, como insiste Mélenchon, dadas las pocas reservas de voto de que dispone . La unión en la primera vuelta le ha permitido desbancar a la extrema derecha, a diferencia de lo sucedido en la primera vuelta de las presidenci­ales, pero una vez ya amortizada le deja escasas expectativ­as para la segunda.

Los estrategas de Mélenchon aprovechar­án esta semana de campaña para plantear una especie de referéndum antiMacron, la misma táctica que intentó seguir sin éxito Marine Le Pen en las presidenci­ales. En todo caso, el presidente ha recibido un voto de castigo: no ha sabido rentabiliz­ar su victoria de abril y puede verse forzado a gobernar con mayoría relativa en la Asamblea Nacional. Además, puede verse obligado a realizar una remodelaci­ón gubernamen­tal: al menos 2 de los 15 ministros que concurren a las legislativ­as pueden quedarse sin escaño. En resumen, la vieja política se hundió hace cinco años en Francia, pero la nueva política de Macron tampoco logra afianzarse.

El presidente francés no ha sabido rentabiliz­ar su victoria de abril y puede verse forzado a gobernar con una mayoría relativa

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