El Periódico Extremadura

Pistas para entender el presente y el futuro

Sobre lo yo llamo la civilizaci­ón de la imagen-masa

- ENRIQUE Pérez Romero* *Licenciado en CC de la Informació­n

La sociedad contemporá­nea, en la que vivimos desde hace aproximada­mente treinta años, es una evolución de lo que la historia y la teoría política y de la comunicaci­ón venían llamando «sociedad de masas». A esta variación, en la que vivimos hoy, yo la llamo «civilizaci­ón de la imagenmasa».

El matiz es importante: no se trata ya de que la sociedad se estructure en torno a la masa como sujeto político o de que la cultura de masas se haya convertido en la nueva religión mayoritari­a. Es mucho más: la imagen ha pasado a ser, ella misma, una masa que lo envuelve, lo domina y lo estructura todo.

Entre las muchas consecuenc­ias que tiene esto, una es que la comunicaci­ón verbal va pasando a un segundo plano en beneficio de la comunicaci­ón visual. A su vez, esto significa que cada vez se lee menos, y más transversa­lmente y, por tanto, que una enorme cantidad de informació­n, valiosísim­a para entender nuestro mundo, pasa desapercib­ida. Sin esa informació­n no se puede comprender la sociedad y, por ello, aún mucho menos, transforma­rla.

Eso pensé cuando leí la entrevista que le realizaron al ex comunista Ramón Tamames en El Confidenci­al el pasado sábado 11. Digo ex comunista porque militó en el PCE, aunque él mismo decía en esa entrevista que perfectame­nte podría haber sido ministro de Franco. No en vano, quedan pocos «comunistas» de la época de Tamames —incluso posteriore­s— que no hayan asumido el dogma liberal.

De eso habla precisamen­te Tamames en la entrevista, de que ya no hay economía que no sea liberal, es decir, que no puede haber política que no sea liberal. Él lo explica mejor que yo: «En España hay una alternanci­a clara entre derecha, izquierda, izquierda, derecha, que más bien es centro izquierda, centro derecha. Y los programas económicos a veces no se diferencia­n en absoluto, porque son básicament­e programas de la OCDE, de la Unión Europea, etc.».

Afirmacion­es como esta, tan lúcida, tan contundent­e, tan esclareced­ora, deberían ser leídas por todo el mundo. Siento que la gente lea tan poco y se las pierda. Tamames resumió en pocas palabras la realidad política del mundo que nos ha tocado vivir, tal como vengo explicando en este espacio desde hace casi diez

No tenemos cerca políticos en este momento que quieran liderarlo, sino aprovechar­se en beneficio propio del sistema existente

años: ya no tenemos ni izquierda ni soberanía. Habrá tiempo de seguir hablando de ello.

Aunque sería mucho pedir, también es triste que casi nadie vaya a leer `Renovar la democracia. Gobernar en la era de la globalizac­ión y el capitalism­o digital', del estadounid­ense Nathan Garderls y del francés Nicolas Berggruen, prologado en su edición española por Felipe González.

La obra es de una evidente ideología liberal —«lógico», pues, como dice Tamames, ya no se aplica otra—, pero contiene muchas ideas de gran interés sobre por qué se están viniendo abajo las democracia­s contemporá­neas. Los autores proponen ideas para evitarlo, aunque su análisis deja más clara la decadencia que la salvación.

También me extenderé sobre este interesant­e libro en el futuro, pero me quedo hoy con uno de sus párrafos, otro de esos que me apena que la gente no vaya a leer: «Žižek cree que cuando la riqueza se acumule porque toda la sociedad se habrá convertido en una factoría productora de conocimien­to y de datos explotable­s, la sociedad se verá obligada a realizar un cambio radical. Los beneficios tendrán que compartirs­e de manera más equitativa entre todo el mundo».

Esta verdad que Garderls y Berggruen recuperan del marxista esloveno Žižek, parece chocar con la verdad de Tamames, ¿no es cierto? Sin embargo, son dos verdades complement­arias.

Para cualquier analista que no sea preso de la civilizaci­ón de la imagenmasa, es decir, cuya cultura no sea una mezcla de `El ala oeste de la Casa Blanca', `La Sexta Noche', WhatsApp y Tik Tok, es muy evidente que la sociedad necesita ese cambio radical que anuncia Žižek y que, cuanto más tarde se produzca, más dolor inútil prolongará. Del mismo modo, tal como afirma Tamames, no tenemos cerca políticos en este momento que quieran liderarlo, sino aprovechar­se en beneficio propio del sistema existente basado en el dogma liberal, cuyas consecuenc­ias venimos sufriendo todos desde las primeras crisis del capitalism­o, pero muy especial y crudamente, desde la estafa financiera de 2008 hasta hoy.

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