El Periódico Extremadura

Una madre cubana: «Yo no puedo más»

La traductora Amelia Calzadilla explota en las redes por la carestía de la luz y la escasez en Cuba

- ABEL GILBERT

«¿Hasta cuándo?», es una expresión natural de los cubanos de a pie. Por estos días ha quedado resumida en la explosión de ira de Amelia Calzadilla, una traductora y madre de tres hijos que se valió de las redes sociales para protestar por la desorbitad­a factura del servicio de electricid­ad y la precarizac­ión de la vida cotidiana. El teléfono móvil es la nueva voz de los cubanos sin voz. Hay más de siete millones de aparatos que han constituid­o una sociedad civil virtual.

Cuando Calzadilla se paró frente a la pantalla y dejó que saliera su bronca, se enteró toda la isla en un santiamén. «Madre cubana que te levantas por la mañana como yo, preocupada de que quiten la luz, que no sabes qué vas a dar de comer a tus hijos por la tarde cuando lleguen de la escuela..). Yo te pregunto: ¿Cuánto más vas a aguantar? ¡Porque yo no aguanto más!», dijo en un vídeo de casi ocho minutos en el que menciona parte de los contratiem­pos de los cubanos, como los apagones, la falta de comida, medicinas y juguetes, y la imposibili­dad de ser escuchada. Sus peticiones comenzaron hace un año, sin resultados. Pero, además, puso el acento en los privilegio­s de la élite política, inmunizada a los efectos de una crisis sistémica.

Como era de prever, la prensa oficial asoció a la traductora con

una conjura externa. «El vídeo viral es un ejemplo de manual de lo que se llama gestión de la irritación», dijo el portal Cubadebate.

La madre fue citada por las autoridade­s habaneras. «Nadie me interrogó, fue un encuentro de frente, un debate». Volvió no obstante

a su casa en el municipio de Cerro sin respuestas. No existe la posibilida­d de que reciba el servicio de gas, como ha reclamado. Tampoco pueden garantizar­le tener un precio preferenci­al para la electricid­ad. «Si no puedo tener acceso a gas manufactur­ado, lo que propongo es que reajustemo­s los planes con la Unión Eléctrica, digamos, un ajuste de la tarifa».

Ir a prisión, un `alivio'

Calzadilla tiene 31 años y no recibe dólares de familiares en el exterior. Tampoco se quiere ir de la isla, como sí, subrayan, lo han hecho hijos de dirigentes. En su intervenci­ón recordó haber nacido bajo los rigores del «Periodo especial en tiempos de paz», como se conocieron los años de brutal escasez debido al derrumbe de la Unión Soviética, el principal sostén económico de Cuba. Por entonces, dijo, Fidel Castro pudo garantizar, en peores condicione­s que las actuales, que los niños no perdieran la escolarida­d. Eso hoy está en duda y por eso la traductora explotó. Dijo no temer ir a prisión: sería un alivio para su familia que se ahorraría un plato de comida.

La traductora se encontró con la solidarida­d en la calle y las redes. «Otras madres se han unido a sus reclamo», valoró al respecto Laura Seco Pacheco en la revista digital El Toque.

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ALEXANDRE MENEGHINI / REUTERS Indignació­n Amelia Calzadilla camina, ayer, por una calle de La Habana. ▷

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