El Periódico Extremadura

Extremadur­a se queda sin 48.700 habitantes en la última década

La pérdida en el último año ha sido de 4.500 vecinos, una caída mayor que en el periodo anterior Actualment­e la población regional suma 1.054.779 personas, una cifra que la traslada 20 años atrás

- ROCÍO SÁ CHEZ RODRÍGUEZ region@extremadur­a.elperiodic­o.com Domingo Barbolla SOCIÓLOGO DE LA UEX

Casi como si Plasencia y Trujillo se borrasen del mapa. Es el ejemplo gráfico de lo que le ha supuesto a Extremadur­a la despoblaci­ón en la última década. Desde 2011, cuando la curva demográfic­a empezó su descenso, la región se ha quedado sin 48.735 vecinos, que es el equivalent­e a los residentes que hay ahora mismo en las dos localidade­s cacereñas citadas. Solo en el último año se han esfumado unas 4.500 personas, una pérdida mayor que la vivida en el periodo anterior. La sangría no cesa. Así lo dibujan los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadístic­a (INE); son cifras provisiona­les con fecha de 1 de julio de 2021 que evidencian que la Extremadur­a vaciada existe y, además, cada año va a más.

Ahora mismo, la población regional suma 1.054.779 personas. El número traslada a la comunidad autónoma a 20 años atrás, cuando había un dato similar de habitantes. No obstante, en aquella época la línea demográfic­a escalaba posiciones; de hecho logró situarse en el máximo en 2011, con 1.103.514 residentes. Pero desde ese citado año Extremadur­a solo vive fugas.

En el análisis por provincias se refleja que la de Cáceres se ha visto mucho más afectada en estos diez años analizados que la de Badajoz. En concreto, la pérdida en la primera ha sido el doble que en la segunda.

La provincia de Cáceres tenía 412.593 habitantes en 2011; los últimos datos del INE los reducen a 387.159 (25.434 menos, una bajada del 6,1%). La provincia de Badajoz sumaba 690.921 una década atrás; ahora se queda en 667.629 (23.301 menos, un descenso del 3,3%).

En Extremadur­a la pérdida demográfic­a y el envejecimi­ento de la población van de la mano. Así, en la última década la población joven ha ido a menos mientras que los mayores cada vez son más. Como ejemplo de lo que recogen los datos del INE, las personas de 20 a 29 años han bajado un 21% en los últimos diez años (en 2011 era 141.549 y en 2021, 111.567); en el otro lado, los habitantes de 80 a 89 años han subido un 4,3% (pasando en ese periodo de 56.847 personas a 59.439).

«La explicació­n es fácil y siempre es la misma, los jóvenes se van porque aquí no hay empleo; y son esos jóvenes los que pueden formar una familia, y si lo hacen, es fuera de Extremadur­a, donde han encontrado una oportunida­d laboral», manifiesta Domingo Barbolla, sociólogo y antropólog­o de la Universida­d de Extremadur­a (Uex). Él pone el foco en que se debe atraer el talento joven, tanto el propio como el externo, «pero para eso son necesarios recursos», apunta.

En el largo plazo ve esperanza para Extremadur­a porque el objetivo a nivel mundial a partir del año 2050 es que se reduzcan

JÓVENES Y MAYORES //

las grandes ciudades. En el corto plazo, dice que se preveía que con la pandemia se pusiera de nuevo en valor las zonas rurales, pero finalmente ha sido algo anecdótico. «Es más barato, hay más espacio... pero estamos en lo de siempre, si no hay trabajo, no hay nada que hacer».

En este sentido destaca otro contexto que podría beneficiar a Extremadur­a: en el actual contexto de crisis y con los precios por las nubes, se puede producir otra vuelta a lo rural. «El clásico de... `Por lo menos yo me voy al pueblo y allí tengo una tierra'. Hay que tener en cuenta que Extremadur­a es de la regiones que más produce, que más da de comer, lo que pasa que no tenemos industrias de transforma­ción. Pero esa producción propia, en el actual contexto de subida de costes, nos puede beneficiar», subraya Barbolla.

«Extremadur­a es de la regiones que más produce, que más alimenta, y en un contexto de subida de precios nos puede beneficiar»

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Fuente: INE

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