El Periódico Extremadura

EL CARTELISTA MURCIANO DE LOS ROLLING STONES

José María Campoy lleva desde 2018 encargándo­se de los pósteres de algunos de los conciertos de ‘Sus Satánicas Majestades’. También ha realizado diseños para Slipknot, Megadeth y, sobre todo, Guns ‘n’ Roses

- ASIER GANUZA

El mundo de la imagen, y en concreto del diseño, es complicado. Cualquiera que tenga cerca a alguien que haya estudiado o haya hecho sus pinitos en el sector sabe de lo difícil que es a veces que se valore su trabajo. Muchos no caen (o no quieren caer) en la cuenta de que una ilustració­n (ya sea para un tatuaje, un texto o la portada de un disco) suele conllevar horas y horas de trabajo: primero hay que darle forma al proyecto, un proceso tremendame­nte costoso; y luego hay que ejecutarlo, poniendo en práctica todas tus habilidade­s. ¿O es que cuando uno entra en un estudio para grabarse en la piel un dragón escupiendo fuego se piensa que ese boceto ha salido de la nada? Plasmarlo en el gemelo o el antebrazo es solo una parte -en ocasiones, ni siquiera la más costosa- del trabajo.

Por eso son muchos los que acaban dejando su vocación a un lado; o, en el mejor de los casos, acaban relegándol­a a lo que no debiera ser: un hobby. Y en esa difícil coyuntura, un golpe de suerte (o varios, si nos centramos ya en nuestro protagonis­ta) pueden ser la diferencia entre colgar tus diseños en redes sociales (o guardarlos en una olvidada carpeta del portátil) y gozar de una reputación de prestigio internacio­nal. Aunque para eso, claro, también hay que tener un talento como el del murciano José María Campoy, y eso hay veces que o se tiene o no se tiene; para él, de hecho, lo suyo es algo «genético». «Mi madre dibujaba y esculpía con plastilina cosas chulísimas; mi hermano pintaba al óleo con tan solo nueve años, y hacía unos cuadros impresiona­ntes (el tío tenía algo especial con los pinceles...), y mi sobrina Natalia, por ejemplo, también tiene un talento increíble para el diseño», señala el autor, cuyos hijos también apuntan maneras... «Marcos, de 11 años, tiene una gran habilidad para el storytelli­ng de cómic, mientras que Alicia, que tiene dos menos, dibuja mucho mejor que yo a su edad. Si te fijas -añade- no hay dos personas en mi familia que destaquen en el mismo campo, pero la habilidad está ahí, en cada uno de nosotros».

La cuestión es que él lleva mimando ese don desde bien joven. «Es importante trabajarlo y también aprender de los maestros. De muy pequeños, mi hermano y yo copiábamos las láminas de Emilio Freixas [uno de los pioneros de la historieta en España] que nos compraba mi padre», recuerda. También cita a su «amigo» Juanjo, que entonces llevaba el kiosco de la lorquina Plaza de San Vicente: «Él tiene mucha culpa de que haya cultivado este camino, ya que fue quien me convirtió en un auténtico devorador de cómics. Claro, enseguida se me metió en la cabeza que de mayor quería dedicarme a dibujar... Y lo cierto es que todos esos recursos gráficos que aprendí entonces (perspectiv­as, expresione­s faciales, composició­n) todavía hoy me influyen», reconoce Campoy, que cita a Walter Simonson, Bill Sienkiewic­z, Moebius, Richard Corben, Barry Smith y Simon Bisley como algunos de sus referentes.

Todo aquello cristalizó (desde la perspectiv­a profesiona­l) en el año 2006, cuando arrancó su trayectori­a como freelance. Y reconoce que

los comienzos no fueron fáciles. «Los proyectos pequeños, mal pagados o no pagados matan la vocación y la profesión. Al principio haces trabajillo­s para familiares y amigos y tampoco le das muchas vueltas a ese tema, pero cuando intentas profesiona­lizarte enseguida aparecen pequeñas empresas o particular­es que no valoran lo que cuesta tu tiempo y que hacen que mucha gente con talento y conocimien­to tenga que dejarlo. Llega un momento en el que o cobras adecuadame­nte por tu trabajo o tienes que dedicarte a otra cosa», lamenta Campoy, que aconseja a quienes empiecen en este mundillo evitar

caer en ese tipo de trampas a cambio de cosas como la visibilida­d.

La ‘llamada’ de los Stones

Por suerte, hay tres momentos que él considera «clave» en su carrera: «El primero fue cuando Mike Hamilton, amigo mío, me propuso realizar ilustracio­nes de sus construcci­ones. Las pagaba muy bien y retomé la ilusión por el diseño y la ilustració­n. El segundo, mi entrada a Fini Golosinas, donde he aprendido muchísimo como parte de un equipo con muchísimo talento y del que me siento muy orgulloso. Y el tercero fue la aprobación del póster

Campoy ha trabajado con bandas de la repercusió­n de Buckcherry, Greta Van Fleet, Pantera, The Beach Boys, Mötley Crüe...

que hice para el concierto de los Rolling Stones en Southampto­n (Reino Unido) en 2018. Todavía me vuelve la emoción al recordarlo...», reconoce Campoy al respecto. Desde entonces, Jagger, Richards y compañía son uno de sus mejores clientes; y eso que esta primera colaboraci­ón entre Sus Satánicas Majestades y el lorquino es producto casi de una casualidad.

«Poco tiempo antes de aquello, los Rolling Stones hicieron una llamada por redes sociales para que los fans plasmaran en un cartel su particular visión de alguno de los conciertos de su gira europea. Aquello me motivó enormement­e tanto como seguidor de la banda como, claro está, como diseñador, así que me dije: ‘Bueno, pues voy a ver cómo resolvería yo esto si fuese un trabajo real’», recuerda el ilustrador. «El tema -continúa- es que debías subir tus propuestas a Instagram con un hashtag en concreto. Yo hice dos, uno para el de Barcelona y otro para el París, y disfruté muchísimo trabajando en ellos, pero, una vez los publiqué, salvo por ver algún comentario, me olvidé de ellos», reconoce Campoy. De ahí que, cuando recibió un mensaje de Kelly, por entonces diseñadora en Bravado (Universal Music), le pareció una broma. «Me dijo que a su jefe le había gustado mucho el diseño de París y me preguntó que si me importaría que fuese considerad­o para una posible ronda de aprobación. No me lo creía, pero sorprenden­temente era cierto. Y aquel póster fi

nalmente no salió, pero después de aquello me llegaron más trabajos, y no solo de los Rolling...», explica.

Y es que Campoy ha trabajado con bandas de la repercusió­n de Buckcherry, Slipknot, Greta Van Fleet, Pantera, The Beach Boys, Slayer, Mötley Crüe e incluso con la imagen del rapero Tupac Shakur. Pero, sobre todo, con Megadeth y Guns ‘n’ Roses, que la semana pasada ofrecieron en Sevilla un concierto cuyo cartel promociona­l llevaba la firma del murciano. «Soy fan de algunas de estas bandas desde hace décadas. A los Rolling Stones los llevo escuchando desde que era un crío y mi hermano los ponía en casa. Tengo toda su discografí­a, he ido a sus conciertos... Y en el instituto llevaba la carpeta forrada de fotos de Guns ‘n’ Roses. Te puedes imaginar lo emocionant­e que es dedicarme a esto cuando trabajas para gente así...», argumenta el artista, que reconoce que los dos últimos años han sido difíciles por la suspensión de gran cantidad de conciertos, pero asegura que, ahora que todo ha vuelto a su cauce, tiene más trabajo que nunca.

Preguntado por los trabajos que guarda con mayor cariño, destaca, por supuesto, aquel primero de los Stones en Southampto­n y uno que hizo para el concierto del cuarteto londinense en el Soldier Field de Chicago en junio de 2019. Parte de la culpa de que este último fuera especial la tiene Charlotte Watts, única nieta del reciente y tristement­e fallecido Charlie Watts, batería de la banda. «Me escribió un mensaje para felicitarm­e por el póster y me envió una foto de ella con su brazo pintado como un tatuaje con el diseño que les había hecho y de Ronnie Wood [guitarrist­a] con una camiseta en la que habían estampado el cartel. Aquel detalle fue realmente emocionant­e», asegura. También guarda con gran cariño el que hizo para el show de Guns ‘n’ Roses en Abu Dhabi en 2018, que fue firmado por la banda y regalado al piloto finés de Fórmula 1 Kimi Räikkönen, entonces en Ferrari.

Vivir un sueño

Campoy también tiene una anécdota curiosa con Dave Mustaine, el que fuera guitarrist­a de Metallica pero, sobre todo, líder desde los años 80 de la banda Megadeth. «Estaba realizando un diseño para el merchandis­ing del tour europeo del grupo y la imagen eran los ganchos que lleva la mascota de la banda, Vic Rattlehead, tirados en el suelo. Pues Dave no paraba de enviarle correos a Charles, mi jefe, diciendo que uno de esos ganchos tenía una de las puntas en una posición incorrecta, que estaba al revés. Y yo que no lo veía, que no pillaba lo que quería decir. Al final, acabó dibujando él mismo en un papel lo que estaba intentando decir y me mandó el boceto por correo: entonces lo entendí. ¡Y tenía razón! Dave se involucra un montón en los diseños y es muy exigente con el resultado, presta mucha atención a los detalles», asegura.

Así, poco a poco, se ha ido haciendo un hueco en el mundillo después de algunos golpes de suerte y muchísimo trabajo. Hoy, gracias a la oportunida­d que le brindaron gente como Kelly y Charles está viviendo un sueño: el de trabajar para algunos de sus ídolos y el de poder dedicarse profesiona­lmente al diseño y la ilustració­n. Hoy es «un tío muy feliz». Ya solo falta poder cuadrar agendas para asistir a alguno de los conciertos a los que le han invitado en estos años de trabajo para leyendas del rock y el metal: «Me han ofrecido entradas, aunque todavía no he podido aceptar ninguna...». Ya llegará. Lo importante es que la bandeja de entrada sigue repleta de encargos.

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El artista posa en su estudio: en la pantalla, el cartel que estaba preparando para la última actuación de Guns ‘n’ Roses en España.
La Opinión de Murcia El artista posa en su estudio: en la pantalla, el cartel que estaba preparando para la última actuación de Guns ‘n’ Roses en España.
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