El Periódico Extremadura

Vidas ejemplares (XXII): Abel Ramón Caballero Álvarez

- ENRIQUE Pérez Romero* *Licenciado en CC de l a Informació­n

Es muy interesant­e acercarse a algunos de los «clásicos» de la política española, esos que parecieron nacer a la vida con un cargo bajo el brazo durante la Transición, taponando a varias generacion­es; esos a los que la sombra de la corrupción les ha rozado con cierta frecuencia, aunque el balón haya salido despedido tras golpear en el larguero. Ya lo hicimos con una egregia representa­nte del PP, Esperanza Aguirre Gil de Biedma, en nuestra entrega XI (20/07/21) y lo hacemos hoy con un histórico del PSOE.

La razón por la que nos acercamos a Abel Caballero es doble: por un lado, los recientes casos de corrupción en su entorno, que obligan a recordar que él también estuvo imputado en una de las más graves investigac­iones realizadas sobre la política española; por otro lado, porque si Caballero es reelegido alcalde de Vigo en las próximas elecciones municipale­s (28/05/2023) llegará a 2027 con veinte años de alcaldía a sus espaldas y la friolera de cuarenta y cinco años en política.

El pasado 09/12/2021, el Tribunal Supremo confirmó la condena de cinco años y tres meses de prisión, e inhabilita­ción absoluta durante nueve años y un día, para Francisco Javier Gutiérrez Orúe, ex jefe de Participac­ión y Atención Ciudadana del Ayuntamien­to de Vigo (Concejalía de Promoción Económica, Empleo y Participac­ión Ciudadana), por la contrataci­ón oculta de la cuñada de Carmela Silva, Presidenta de la Diputación de Pontevedra; se le atribuyero­n los delitos de prevaricac­ión continuada, malversaci­ón de caudales públicos y falsedad en documento mercantil. El llamado «Caso Cuñada» tiene otras derivadas, pero quedémonos de momento con que Gutiérrez no ha entrado aún en prisión porque ha solicitado el indulto al Gobierno de Pedro Sánchez y con que Silva es persona de la máxima confianza de Caballero y Presidenta del Partido Socialista Gallego.

Gutiérrez Orúe no es el primer cargo del Ayuntamien­to de Vigo que pide el indulto al Gobierno de Sánchez. También lo ha hecho Roberto Ballestero­s, alcalde pedáneo de Bembrive y extensión de Caballero en la localidad, condenado hasta en tres ocasiones por prevaricac­ión, malversaci­ón de fondos y falsedad documental. Por cierto, el sucesor de Ballestero­s, el también socialista Marcos Castro, se enfrenta a una inhabilita­ción de trece años por los mismos delitos.

Casi nadie se acuerda ya, pero la «Operación Patos» prometía ser una de las principale­s causas de la corrupción política en España. Instruida en

Vigo desde 2014 a 2017, investigó la adjudicaci­ón de contratos públicos en las Rías Baixas. Uno de los implicados en la trama era Abel Caballero, ya entonces alcalde de Vigo y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que habría recibido regalos de lujo de Enrique Alonso País, dueño de la constructo­ra Eiriña y supuesto cerebro de la trama. La Fiscalía Anticorrup­ción decidió en 2017 desinflar la causa, manteniend­o imputacion­es solo contra trece personas, entre las que no estaba ya Caballero.

Abel Caballero fue diputado por el PSOE desde la victoria electoral en 1982 hasta 1997, tras la derrota de Felipe González, es decir, quince años. Durante ese periodo, también ejerció como Ministro de Transporte­s, Comunicaci­ones y Turismo (1985-1988). Cuando tuvo que salir del escaño del Congreso de los Diputados pasó a sentarse en uno del Parlamento de Galicia, desde 1997 hasta 2001. En 2005 fue nombrado presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo. Fue en 2007 cuando resultó elegido por primera vez alcalde de Vigo y en 2015 presidente de la FEMP, cargos en los que sigue a día de hoy. Entre 1982 y el momento actual, solo ha trabajado fuera de la política cuatro años, como docente en la Universida­d de Vigo, retomando brevemente el empleo que tenía cuando entró en política con treinta y seis años.

Es de imaginar que, por si hace falta, Caballero tendrá en mente las palabras de Esperanza Aguirre el 12/02/2016, cuando afirmó que solo unos pocos de sus nombramien­tos «habían salido rana»; aunque la charca del ayuntamien­to de Vigo es, intrínseca­mente, más pequeña que la de la Comunidad de Madrid, todo apunta a que el alcalde quizá necesite de una retórica parecida en el futuro para tratar de explicar lo que ocurre a su alrededor, con las personas de su máxima confianza, evitando que le roce.

Entre 1982 y el momento actual, solo ha trabajado fuera de la política cuatro años, como docente en la Universida­d de Vigo

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