La policía española ve la mano de las mafias dirigiendo a la multitud
Fuentes de Interior ▶ esperan nuevos ataques en el mismo punto este verano
Oenegés denuncian ▶ el aislamiento y la retención de 133 migrantes en Melilla
Varios gendarmes marroquís se turnan en la morgue de Nador en la custodia de parte de los cadáveres que sacaron de la ratonera en que se convirtió el viernes el puesto fronterizo del Barrio Chino, supuestamente tratando de que ningún ojo ajeno los cuente. La cifra real de muertos en el embudo que se formó en el torno del edificio de control sigue siendo una cuestión en discusión entre el Gobierno marroquí (da 23) y organizaciones de derechos humanos que suben a más de 30.
En el Ministerio del Interior repasan las imágenes de la tragedia, sospechando –como también fuentes melillenses de la Guardia Civil– de que la multitud de migrantes subsaharianos fue guiada hacia la puerta del puesto fronterizo por peones marroquís de mafias de la inmigración. Lo acreditarían algunos cambios de dirección de la muchedumbre, dirigiéndose al punto elegido hasta encontrarse con antidisturbios de la gendarmería sobrepasados y llevando a cabo cargas toscas, cuando no brutales, con porras y gases. Agentes del instituto armado en Melilla ya refirieron a este diario que, antes de la avalancha del viernes, civiles marroquís de Nador habían examinado disimuladamente los puntos débiles de la valla fronteriza.
/ Fuentes policiales españolas manejan en Madrid además información no oficial sobre alguna posible baja mortal entre los policías marroquís, que Rabat ha negado tajantemente. Los datos sobre la masacre de la valla que separa Nador de Melilla son poco fiables incluso cuatro días después, cuando la fiscalía marroquí ha formulado cargos contra una treintena de detenidos, y la fiscalía española ha abierto una investigación.
MUERTE DE POLICÍAS MARROQUÍS
Un elemento diferencial de los ataques a la valla acredita que alguien los dirige, según expertos de Interior en materia de inmigración ilegal: hasta marzo pasado, los asaltos llegaban a la verja y se distribuían por ella, dificultando la actuación policial por dispersión. «Ahora es diferente: se concentran muchas personas contra un solo punto, dificultando la actuación policial por su gran número», explica una de estas fuentes.
El punto en el que se produjo la masacre –por estampida tras una carga de los gendarmes o por amontonamiento de los que trataban de pasar a España es lo que aún no se sabe ciencia cierta– es «el peor paso fronterizo de España –dice un veterano de las labores de documentación de la Policía en Melilla–. Está inclinado hacia el lado español, en cuesta, con difícil retroceso porque es muy estrecho». En ese lugar, recuerda, se produjo la muerte de una porteadora, Safia Azizi, abogada marroquí que se ganaba la vida transportando mercancías sobre su espalda. Fue en enero de 2009; una avalancha en el pasillo la aplastó.
En el ministerio español nadie descarta que se repitan oleadas contra la valla en los próximos dos meses, porque queda un solo tramo de verja sin el peine invertido, y es el del Barrio Chino. Esas piezas de metal dobladas en curva hacia Marruecos impiden la escalada, por ahora mucho más que las viejas y sangrientas concertinas.
La situación de aislamiento en la que se encuentran 133 migrantes que lograron pasar a territorio español el viernes es motivo de un requerimiento presentado ante el Ministerio de Inclusión por tres asociaciones de defensa de los derechos humanos. El requerimiento denuncia ante la Secretaría de Estado de Migraciones que los migrantes están «arbitrariamente detenidos en unas carpas que, a modo de dormitorios, están instaladas en el interior del CETI, donde deben permanecer bajo custodia de vigilantes de seguridad del CETI, sin posibilidad de comunicarse libremente con sus amistades o familiares, sin acceso libre a teléfono móvil u otros dispositi
Un elemento diferencial de los saltos acredita que alguien los dirige
Se concentran muchas personas contra un solo punto, dicen expertos
vos de comunicación y sin posibilidad de deambular libremente ni por el interior del CETI ni por la ciudad de Melilla».
La madrileña Coordinadora de Barrios –que ya tuvo un papel clave en la paralización de la devolución de menores en Ceuta en verano–, la religiosa Servicio Jesuita a Migrantes y la melillense Asociación Guem Dodou instan al Gobierno a permitir la libre circulación por la ciudad a los 133, actualmente recluidos en unas dependencias del CETI, el centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, de Melilla. Según los denunciantes, además de aislados, los migrantes están incomunicados y no pueden saber bien qué ha ocurrido.
La Delegación del Gobierno arguye que se trata de un aislamiento en prevención de la extensión del covid, o sea, una cuarentena. Y el dirigente de Guem Dodou David Melian rechaza el argumento: «Están aplicando el aislamiento anticovid como un pretexto para mantenerlos retenidos, cuando hasta los sanitarios que han dado positivo pueden ir a trabajar».
La situación en la que se encuentran los retenidos es «muy delicada», dice Melian. Quienes los atienden no saben si habrán perdido algún pariente o amigo en la masacre del puesto fronterizo; ellos tampoco, «y se llevarán un duro golpe psicológico cuando salgan y se enteren de todo». Las asociaciones denunciantes esperarán el plazo legal (10 días) para que llegue una contestación del Gobierno.
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