Compromiso del G-7 de apoyo ilimitado a Ucrania
Scholz propone un «plan Marshall» de 30.000 millones para aprovisionar a Kiev
Darán 4.500 millones para combatir la creciente hambre en el mundo
La cumbre del G-7 celebrada en el castillo de Elmau, en el sur de Alemania, acabó ayer con una declaración cerrada en su apoyo a Ucrania frente a Rusia. La guerra y las consecuencias generadas por el conflicto han acaparado casi toda la atención del encuentro de tres días con el que el Gobierno alemán ha intentado ganar relevancia en el actual contexto de rearme y reforzamiento de bloques.
«Ha surgido un gran confianza. Ello nos ayudará en los próximos tiempos», dijo el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, en la rueda de prensa final. En ella, remarcó la importancia de recuperar las cumbres en persona, y no por videoconferencia, tras dos años de pandemia. La declaración final de la cita marca tres objetivos fundamentales del grupo de siete potencias económicas: el apoyo incondicional a Ucrania, el combate de la creciente hambre en el mundo y el avance en los objetivos climáticos del Acuerdo de París.
Putin no puede ni debe ganar esta guerra. Este ha sido el mensaje repetido por los jefes de Gobierno de los países del G-7. Independientemente de si los países occidentales creen realmente en ese objetivo, la declaración final de la cumbre promete casi 30.000 millones de euros para que Kiev pueda hacer frente a la guerra y garantice los servicios mínimos a su población. También se comprometen a implicarse en la reconstrucción del país, pero sin establecer cifras. Para ello, el G-7 plantea la celebración de una conferencia de reconstrucción. Scholz habló literalmente de poner en marcha un «plan Marshall» para Ucrania.
«Impondremos costos significativos y constantes a Rusia que contribuyan a poner fin a la guerra», apunta la declaración final en referencia a futuras nuevas sanciones contra la economía rusa. Restricciones a la exportación
de oro ruso y una limitación al precio de exportación del petróleo de Rusia fueron tema de debate, pero no hubo finalmente acuerdo sobre medidas concretas.
A pesar de que Alemania fuera el anfitrión, EEUU no tuvo reparos en hacer anuncios de manera unilateral y antes de la rueda de prensa de clausura. Como apuntaban algunos medios, la delegación de Joe Biden no respetó la práctica habitual en este tipo de encuentros: es decir, que la oficina de prensa del país anfitrión haga los anuncios de acuerdos alcan
zados en la cumbre. Preguntado al respecto, Scholz quitó hierro al asunto y subrayó que el encuentro había servido para fomentar el multilateralismo. En esa línea se entiende la invitación a la cumbre de países de la periferia global que no forman parte del bloque económico, con economías emergentes: Argentina, la India, Indonesia, Senegal y Sudáfrica. Ante una Rusia que sigue comerciando con naciones que no forman parte del bloque occidental, para el G-7 cobra importancia sumar apoyos en su plan de sanciones contra Rusia.
Los otros dos temas de la declaración final, la lucha contra el hambre y contra el cambio climático, quedaron en un segundo plano: los líderes se comprometen a aportar unos 4.500 millones de euros para paliar una ola de hambre que padece el sur global, azuzado por la desigualdad, la pandemia y las consecuencias de la guerra de Ucrania, y proponen la creación de un «club del clima» para los países que quieran acelerar en el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de País contra el calentamiento global.