Jill Biden, de compras con dos nietas en Madrid
La primera dama de EEUU se hizo con unas alpargatas de Castañer ▶
Fue Yves Saint Laurent el primer diseñador que encargó a la familia Castañer unas alpargatas con cuña de rafia, tela y lazada para uno de sus famosos desfiles en París, allá por los 70. La familia Castañer las sigue fabricando entre Arnedo (La Rioja) y Bañolas (Gerona). Los miembros de otra familia, la real española, conocen bien esta firma con solera, igual que numerosas celebridades. Ahora sabemos que también Jill Biden, la esposa de Joe Biden.
La tarde del lunes, tras un encuentro con la reina Letizia en la Zarzuela y la visita a la Asociación Española contra el Cáncer, la pridama norteamericana, acompañada por dos de sus nietas, se plantaron en la tienda de Castañer en la calle de Claudio Coello, en el barrio de Salamanca, a por unas alpargatas, aprovechando las rebajas. Pero el revuelo fue monumental en una ciudad blindada por la cumbre de la OTAN. Jill se desplazó con su impresionante séquito de guardaespaldas y asistentes que dejó boquiabiertos a los vecinos y viandantes, como una película entre tanto coche de cristales tintados y agentes con gafas y pinganillo que, apostados en la puerta de la tienda, vigilaban a la primera dama: alrededor de 50 guardaespaldas custodiaban la entrada del establecimiento y otros tantos en ambas aceras de la estrecha calle.
La mujer de Biden, que el pasado 3 de junio cumplió 71 años, llevaba puesto para su salida por el centro de Madrid un vestido rosa con un estampado de hojas. Estuvo un buen rato en el establecimiento y acabó comprando unas alpargatas de cuña rosas, con tiras de terciopelo sobre el empeine y atadas detrás y planas rebajadas de 134 a 95 euros. Lo que no sabemos si eran para ella o para sus dos nietas, que la acompañan en Madrid, como le confesó a la Reina durante su encuentro.
Se trata de Finnegan, de 22 años, y Maisy, de 21, hijas de Hunter Biden y de su exmujer,
Kathleen Buhle. Se da la circunstancia que este año ha aparecido en EEUU el libro If We Break: A Memoir of Marriage, Addiction and Healing, que repasa las intimidades más crudas del matrimonio de sus padres y las traiciones que terminaron en un divorcio exprés en 2017. Así que no les habrá venido mal un cambio de aires.
Jill Biden, de profesión profesora, aterrizó el pasado domingo en Torrejón a bordo del Air Force One para asistir a las actividades programadas en torno a la cumbre de la OTAN. Llegó después de condenar, al igual que hizo su marido, la involución que suponen las medidas legales emprendidas en su país en contra del derecho a abortar de las mujeres. «Mañana seguiremos luchando, por nuestras hijas y nietas, y por nosotras mismas, hasta que todas las mujeres podamos decidir nuestro propio futuro una vez más», expresó.
Ayer, la reina Letizia y Jill Biden volvieron a compartir agenda y visitaron el centro de acogida a ucranianos en Pozuelo de Alarcón (Madrid), que los Reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, ya visitaron el pasado mes de abril. Por la tarde, acudieron al Palacio Real con motivo de la cena que los reyes ofrecieron a los mandatarios de los 30 países de la OTAN que participar en la cumbre. Fue el momento de vestirse de largo y tirar del joyero.
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DE LA GRANJA AL `GERNIKA' Hoy, en paralelo a la reunión de los países aliados, habrá una agenda de actos de las consortes de los jefes de Estado y de Gobierno, por lo que la Reina volverá a coincidir con la primera dama estadounidense. Primero se desplazarán al Real Sitio de La Granja de San Ildefonso (Segovia) a una hora de la capital, para ver las fuentes de los jardines, visitar el palacio real y la Real Fábrica de Cristales, donde verán un exhibición de vidrio soplado.
Después irán al Museo Reina Sofía para ver, en visita privada, el Gernika de Picasso y compartir una comida. El programa se completará mañana con una visita al Teatro Real de Madrid, donde participarán en una cata de aceite y en una charla sobre la dieta mediterránea, además de visitar el coliseo y asistir al ensayo de una ópera.