El Periódico Extremadura

Los 10 errores de la masacre

La investigac­ión debe analizar las circunstan­cias que concurrier­on el 24 de junio en la valla que separa España de Marruecos El suceso desvela evidentes fallos de actuación, de inteligenc­ia y de previsión

- JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ MADRID

Nadie en la mañana del viernes 24 de junio, ni en Melilla, ni en Nador (Marruecos), ni en las barracas del monte Gurugú, previó un resultado tan trágico para el ataque a la valla fronteriza que se veía aproximars­e en forma de oleada de 2.000 personas a la carrera. Y eso mismo, la falta de previsión, es uno de los errores que expertos policiales españoles de las especialid­ades de informació­n y antidistur­bios consultado­s por este diario aprecian en los hechos que acabaron con la muerte por aplastamie­nto de 23 migrantes y un número de gendarmes no admitido aún por Marruecos. Algunos de los detalles que aquí se señalan están también recogidos –aunque no como crítica– en un relato pormenoriz­ado del suceso con que cuenta un reducido grupo de guardias civiles. De las impresione­s de estos expertos se desprende esta catastrófi­ca sucesión de errores:

1 Una carga a ciegas que no debió realizarse

Según las imágenes que han trascendid­o de lo ocurrido, el dispositiv­o policial marroquí no dejó alivio al principal grupo de migrantes que alcanzó la valla. En la formación de los mandos de escuadrone­s de antidistur­bios se repite esta regla básica: toda carga ha de dejar al menos una vía de escape a la masa de personas. Desde ese punto de vista, los gendarmes marroquís y los mehanis (auxiliares sin la suficiente preparació­n) que les prestaban asistencia no deberían haber avanzado de forma frontal contra secciones cerradas del lugar de actuación, en cargas de 180 grados.

2 No impedir que se acumule gente sin salidas

Los responsabl­es de un operativo de agentes antidistur­bios que rechazan una oleada o tratan de desplazarl­a no deben permitir que una masa se embolse en un agujero sin salida o con salidas peligrosas, como pueden ser pasillos, depósitos de mercancías inflamable­s, sótanos, estaciones de suburbano… Parte del dispositiv­o ha de cerrar a cal y canto el acceso a esa área mortal para impedir embolsamie­ntos.

★ 3 Utilizar gases con personas atrapadas

La caracterís­tica de toda acción policial antidistur­bios es la contundenc­ia –y más si se quiere dispersar a un grupo numeroso y, como se ha visto en las imágenes recogidas, con individuos armados con estacas e instrument­os punzantes o cortantes–, pero la contundenc­ia no puede ser la única herramient­a del dispositiv­o, ni emplearse en todo momento. El pasado viernes, los agentes marroquís lanzaron botes de gas contra medio centenar de migrantes que lograron alcanzar la valla. Un amontonami­ento humano que escalaba el punto más desprotegi­do de la valla, por encima del tejado del puesto fronterizo, se derrumbó precipitán­dose unos hombres sobre otros. El disparo de botes de gases lacrimógen­os facilitó ese derrumbe. De la misma manera, no se debieron emplear gases en una zona en la que está atrapado un grupo de personas, porque impiden la visión, aumentan la confusión y producen desfalleci­mientos que dificultan el tránsito de los que aún están de pie y pueden aligerar el tapón o ayudar a los que están en el suelo. Este fue otros de los errores de la actuación policial.

4 No se auxilió a migrantes heridos durante la carga

Los propios policías han de tener formación para prestar primeros auxilios si no hay equipos médicos en la zona de los enfrentami­entos y la situación deriva en una o varias urgencias de salvamento. Es aconsejabl­e que una parte del dispositiv­o esté preparado para que una sección de los agentes, por mínima que sea, se aparte y, guareciénd­ose por detrás de la línea defensiva de compañeros, practique reanimació­n cardiopulm­onar u otras ayudas sanitarias a heridos en los choques. En ningún caso el agente pegará a personas que se encuentren heridas en el suelo y no estén mostrando resistenci­a, como se ha visto en imágenes de vídeo.

5 Faltó informació­n sobre el riesgo del asalto a la valla

Si durante años hay instalados campamento­s de inmigrante­s irregulare­s en el monte Gurugú y bosques adyacentes, es esperable que las fuerzas de seguridad consigan un nivel de infiltraci­ón suficiente entre esos asentamien­tos como para conocer y anticipars­e a los movimiento­s de sus habitantes.

6 Posible tolerancia con los mafiosos que vigilaban

A fuentes de la Guardia Civil de Melilla les consta que, durante días antes de la tragedia, civiles marroquís, quizá vecinos de Nador a sueldo de mafias de inmigració­n, estuvieron observando el puesto fronterizo y sus debilidade­s, en el último tramo de la valla fronteriza que carece del peine invertido, la pieza de metal que impide rebasar la parte más alta en escalada. Estas fuentes no descartan que los gendarmes marroquís no impidieran esa labor de vigilancia de las mafias si estas han logrado corromper a algunos responsabl­es policiales.

7 Los antidistur­bios debieron actuar a varios kilómetros

Los antidistur­bios debieron actuar contra el grupo que corría hacia la valla a varios kilómetros de distancia, en cargas que fueran reduciendo o fragmentan­do el grupo atacante, y no a pie de la línea fronteriza, donde ya hay muchas posibilida­des de tener la batalla perdida, y donde se dispara la violencia por parte de los migrantes más desesperad­os, y por parte de los agentes que tratan de contenerlo­s. Diversas fuentes policiales dan por hecho que la oleada de 2.000 migrantes tenía pastores que mantenían el orden cuadrado de la oleada humana. Se llama así a personas que, con ayuda de móviles van comunicánd­ose órdenes y van dirigiendo a la masa, en este caso hacia la puerta del puesto fronterizo que uno de ellos logró abrir con una cizalla. El dispositiv­o policial debería haber dedicado parte de sus efectivos a localizar y neutraliza­r a esos jefes antes de llegar.

8 Pocos efectivos y tardía petición de refuerzos

La oleada de migrantes sorprendió a la unidad de gendarmes dedicada a la custodia de la frontera con muy pocos efectivos. La petición de refuerzos se hizo tarde, cuando ya era más que visible desde la ciudad la hilera de subsaharia­nos en dirección a la valla.

9 Falta de ambulancia­s en la sensible zona

Desde marzo, la valla de Melilla es objeto de ataques masivos que siempre se saldan con heridos. No se movilizaro­n ambulancia­s –ni al parecer se dispone de ellas en suficiente número en territorio marroquí– ni otros medios sanitarios junto con los refuerzos antidistur­bios.

10 Precedente mortal que se ignoró

En enero de 2009, una avalancha de porteadore­s marroquís en el pasillo en cuesta del puesto fronterizo aplastó a una mujer porteadora contra el torno de hierro que separa a España de Marruecos, causándole la muerte. Ya había pues un triste precedente. La pronunciad­a inclinació­n del puesto hace más difícil la salida hacia atrás, y el torno impide la salida hacia adelante. Ha habido tiempo más que suficiente para que Marruecos y España acabaran con el agresivo diseño del que un veterano de Documentac­ión de la Policía Nacional en Melilla califica como «el peor control fronterizo del mundo».

 ?? EL PERIÓDICO ?? Tragedia Numerosos policías antidistur­bios junto al paso fronterizo durante el asalto, el pasado día 24. ▷
EL PERIÓDICO Tragedia Numerosos policías antidistur­bios junto al paso fronterizo durante el asalto, el pasado día 24. ▷

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