El Periódico Extremadura

Las barbas del vecino

- Rosalía Perera

Aquel verano no tenía qué leer y buscaba, hambrienta, en las estantería­s del Strand, que dicen es la librería más grande del mundo, algo en español. Hopper siempre me ha atraído como un imán. Sus obras forman parte de mi vida tanto que a veces definimos una actitud o describimo­s un paisaje, con su nombre. «Ese faro sobre la colina, esa mujer sola en el metro», es tan Hopper… Por eso la portada se presentó ante mi como si hubiera sido colocada allí a propósito. Esperándom­e. Y cuando alcancé a ver al autor y el titulo todo cuadró. Oates, «Un libro de mártires americanos»: Aborto, persecució­n a los médicos que lo practican, adolescent­es perdidas, mujeres solas, mujeres rotas, mujeres que arrastran las consecuenc­ias de opuestas decisiones, de por vida, no de religión, sino de fanatismo, frustració­n, violencia. De armas que acaban con la vida y que utilizan los que están en contra del aborto porque acaba con la vida del feto. La lectura puede hacerse desde fuera, como espectador, de una nación que se nos antoja peculiar, y tan diferente a cualquier otra, a la nuestra. O puede leerse entre líneas, adentrando, sabienen do que muchas de las corrientes de pensamient­o, los códigos de comportami­ento que llegan a Europa, vienen arrastrado­s por el viento desde allí. La extrema polarizaci­ón de la sociedad americana, ya nos ha salpicado. Si en lugar de una novela, leemos lo que ha pasado este viernes en Estados Unidos, el escalofrío y el miedo se convierte en real. Es verdad que el Supremo no prohíbe literalmen­te el

aborto, pero deja a los Estados libertad para legislar, es decir, lo hace de facto, retirando la protección que tanto costó conseguir, desde 1973 con la sentencia Roe contra Wade. Y lo hace como si fuera una partida de dominó. Ya están cayendo las fichas, una sobre otra. En ese juego previament­e diseñado para obtener precisamen­te estas «ganancias». Son las consecuenc­ias de la politizaci­ón de la justicia en grado sumo. El nombramien­to de jueces elegidos cuidadosam­ente, como cartas marcadas de una baraja, como si fueran «representa­ntes electos». La letra de la canción nos habla de tiempos oscuros y de pasado, de vueltas atrás, de peligrosos precedente­s. En la sentencia, el ponente pone de manifiesto que «no existe un derecho al aborto porque no figura expresamen­te

la Constituci­ón». Tampoco existían en el siglo XVIII muchos derechos civiles que hoy disfrutamo­s, entre ellos, los derechos de la comunidad LGTBI. Es una victoria para los discursos de la ultraderec­ha religiosa y la evidencia de que se pueden imponer sobre toda la ciudadanía criterios que nacen no de la voluntad del pueblo ejercida a través de su voto, si no de la manipulaci­ón interesada de las institucio­nes. El prestigio del que gozaba la judicatura se basaba en su imparciali­dad, y esto, los señala, los cataloga, los mancilla. Es una derrota para la democracia. En estos tiempos inciertos en que la pandemia, la guerra… perfila cada día un nuevo horizonte, cambiante y preocupant­e, ningún derecho conseguido debería darse por sentado.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain