El Periódico Extremadura

Vacaciones en el abismo

Revistas de cuando aquello, periódicos de cuando lo otro

- FERNANDO Valbuena* *Abogado

Estaba yo en mis pensamient­os cuando uno, en la tele, se refirió a Tony Leblanc como «el que salía en Torrente». Tal cual. Al mentón. Cuestión de edades. No es que el decidor fuera joven, simplement­e era más joven que yo. El uppercut me pilló con la guardia abierta. Así, de repente, caí en la cuenta de que en España hay adultos que no saben quién fue, pongamos por caso, Cristobali­to Gazmoño, ni qué las noches del Eslava. Salvo que uno haya sobrepasad­o la centena raramente se referirá a Tony Leblanc como el que fuera boy de Celia Gámez. Cuestión de edades.

Cuando digo que estaba yo en mis pensamient­os estaba yo, en verdad, aligerando papeles. En mi casa tengo una modesta colección de papeles. Modesta por lo que vale, enorme por lo que ocupa. A mí me vale y hasta me ocupa. Revistas de cuando aquello, periódicos de cuando lo otro. Retales de una tara antigua que vengo padeciendo con resignació­n. De vez en cuando abro una caja y me sorprendo con lo que encuentro en ella. No tengo conocimien­to de todo lo que guardo. Olvido más que recuerdo. De entre tantos papeles, curiosamen­te, es más viva la memoria de los que fueron de mi padre. Los menos. Los primeros. Revistas de antes (de antes de que yo comenzara siquiera a ver por mi cuenta). Las leía de niño y vuelvo a ellas rendido…

Compraba mi padre La Actualidad Española, allá a principios de los setenta. Las hemeroteca­s encierran suspiros que los historiado­res nunca podrán atrapar. A veces basta un anuncio, una esquela, un breve o una nota de sociedad para entender lo que nunca serán capaces de hacernos entender los más sesudos libros de Historia. El otro día, por cierto, en el primer número de este diario, El Periódico Extremadur­a, encontré reseña de la pedida de mano de la señorita María Gaite para Don José Martín, notario de Salamanca; o sea, los padres de Carmen Martín Gaite. Y entendí mejor «Entre visillos»...

En fin, volviendo a La Actualidad Española, el número del 6 de diciembre de 1973 dedicaba su portada a la crisis del petróleo y el del 10 de enero de 1974 al nuevo gobierno de Arias Navarro. Y mucho me sorprende, ahora, pasados los años, un detalle que entonces pudiera pasar por nimio. Barrera de Irimo, a la sazón Ministro de Hacienda, tenía seis hijos. Seis, los mismos que Licinio de la Fuente, ministro de Trabajo y que Coloma Gallegos, Ministro del Ejército. Con siete les superaba Ruiz Jarabo, Ministro de Justicia. Con ocho lo hacían tanto Utrera Molina, Ministro Secretario General del Movimiento como Rodríguez de Miguel, Ministro de Vivienda. Con nueve, Allende y García Baxter, Ministro de Agricultur­a y también Pita Da Veiga, Ministro de Marina. Y con diez, con diez hijos diez, marcaba techo Nemesio Fernández Cuesta, Ministro de Comercio. Y la pedrea no era menuda…

Ahora que los que nos decíamos españoles vamos a la extinción, no deja de deslumbrar­me el modo en que entendían la vida aquellas generacion­es que nos precediero­n. Ahora que cada española, unas con otras, da a luz no más de un solo hijo, nos asomamos a un abismo. Lo del petróleo ya lo vivimos, pero esto otro, que se me antoja más grave, no…

Miro las revistas y no sé qué hacer con ellas. Lo único cierto es que he de morir más pronto que tarde. Que no se alarme ninguno de los que bien me quiere: sigo gozando de magnífico apetito y soberbias digestione­s, pero no quiero dejar papeles por castigo… Y más si no saben quien fue «El Tigre de Chamberí», ni quien Utrera Molina, ni siquiera quien Miguel Ángel Blanco. Aquel verano de 1973 «Eva María se fue buscando el sol en la playa…» Aquel verano fui feliz. De eso no me arrepiento. Nos leemos a la vuelta.

Aquel verano fui De eso no me arrepiento. Nos leemos a la vuelta

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